
El presidente John F. Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963. Harvey Oswald, el acusado, fue asesinado antes de que pudiese ser procesado.
Por: Agencias
Ciudad de México.- El presidente John F. Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas el 22 de noviembre de 1963. Este martes se cumplen 53 aí±os del hecho.
Kennedy recibió un disparo en la espalda, la bala le salió por la garganta y otro en la cabeza mientras se encontraba recorriendo las calles de Dallas en la limusina presidencial. El presidente murió a la edad de 46 aí±os.
El asesinato de Kennedy sigue siendo un misterio hoy en día. El detenido por el crimen fue Lee Harvey Oswald, sin embargo, el acusado dijo que fue incriminado. Harvey Oswald fue asesinado el 24 de noviembre antes de que pudiera ser procesado.
El presidente tuvo muchas advertencias que le indicaban que el viaje a Dallas podía ser muy peligroso.
Pierre Salinger, secretario de Prensa del mandatario, recibió una carta de una seguidora de Kennedy donde expresaba que una âmafiaâ en Dallas estaba furiosa con Kennedy. La mujer advertía que ni la policía ni los militares âpodían controlar el aireâ, por lo que el presidente se encontraba en gran peligro y le pedía a Salinger que se cancelara el viaje.
La seguidora de Kennedy tuvo razón. El presidente fue asesinado por un francotirador que disparó desde un edificio. La carta salió de Dallas con la fecha del 28 de octubre, 4 días antes del asesinato.
A continuación la carta que Nelle M. Doyle le dirigió a Pierre Sallinger advirtiendo del riesgo que implicaba que Kennedy visitara Dallas.
Aunque no me considero a mí misma una âalarmistaâ, espero con tanto fervor que el presidente Kennedy pueda ser disuadido de aparecer en público en la ciudad de Dallas, Texas, cómo me gustaría y disfrutaría escucharlo y oírlo.
Esta âmafiaâ aquí en Dallas está frenética y furiosa debido a que su ataque contra el embajador Adlai Stevenson en el 24, se revirtió contra ellos. He escuchado que algunos de ellos han dicho que âapenas están empezandoâ.
"Ningún número de policías, de efectivos vestidos de civiles ni de militares pueden controlar el 'aire', Sr. Salinger â es un pensamiento terrible, pero recuerde el destino que tuvo el presidente McKinley.
Estas personas están locas o enloquecidas y yo estoy segura que debemos darnos cuenta que sus acciones en el futuro son impredecibles.
Atentamente,
Nelle M. Doyle"