
Expertos en cultura pop consideran que eso no es sorprendente dada la combinación de crimen, familia, violencia y el sueí±o americano.
Por:Â Excélsior
Cd. de México.- Las historias sobre la mafia se han convertido en ofertas que Hollywood parece no poder rechazar.
The Irishman, dirigida por Martin Scorsese, marca la más reciente entrega de un género que ha fascinado al público y a los cineastas durante décadas.
Expertos en cultura pop consideran que eso no es sorprendente dada la combinación de crimen, familia, violencia y el sueí±o americano que ofrecen las historias de Hollywood sobre la mafia.
Es un género que verdaderamente impacta esa zona óptima entre la fascinación por el crimen y dinámicas familiares con las que uno se puede identificarâ, explicó David Schmid, editor de Violencia en la cultura popular estadunidense y profesor asociado de inglés en la Universidad de Buffalo.
The Irishman sigue una senda que va desde Little Caesar (1931) hasta El Padrino y The Sopranos: historias que han cosechado recompensas tanto en taquilla como en premios.
Después de buenas críticas, se espera que el regreso de Scorsese al tipo de territorio italoamericano que exploró en Goodfellas (1990) y Casino (1995) sea uno de los principales contendientes en los Oscar del próximo aí±o.
En muchos sentidos, la mafia tomó Occidente como la gran epopeya estadunidense. Se trata del asentamiento de la frontera urbana en lugar de la frontera geográfica, y también es una gran historia de inmigraciónâ, comentó Robert Thompson, profesor de Cultura Pop en la Universidad de Syracuse. Las grandes familias italoamericanas, a menudo reunidas alrededor de mesas llenas de pasta, le dan al público personajes fuertes a los que apoyar, incluso si están en el lado equivocado de la ley.
Los filmes de la mafia también le dan un giro a la clásica historia de inmigrantes estadunidenses de llegar a un nuevo país, tener que valerse por sí mismos y trabajar duro para lograr sus objetivos, seí±aló Thompson.
Cuando la serie de HBO The Sopranos introdujo la noción de un jefe de la mafia emocionalmente conflictivo, profundizó el territorio moralmente ambiguo que habitan los mafiosos en la pantalla, pero que ayuda a hacerlos tan atractivos.
El por qué estos mafiosos neuróticos resuenan con nosotros es que todos podemos relacionarnos con estar en un trabajo que no queremos hacerâ, seí±aló Schmid.
Aunque la violencia es parte clave, a menudo contiene menos que otras historias de acción. âSi hicieras un filme de mafia explícitamente violenta, no sería tan popular en la audiencia. El público preferiría dejarse llevar por lo romántico de las historias de inmigrantes, en las que una persona pasa de la nada a convertirse en padrinoâ, cerró Schmid.