
"En ífrica aclarar la piel es una moda de largo recorrido", explica Mamadou Kaloga, un reputado dermatólogo de Costa de Marfil.
Por AgenciasÂ
El Mundo | Madrid.- El coste para la salud no es pequeí±o. "Hay dos tipos de complicaciones", explica Kaloga, "las locales, que afectan a la piel, y las sistémicas, cuando el producto pasa a la sangre". Entre las primeras encontramos infecciones como hongos o sarna, amplias e irreversibles estrías, acné, mal olor, irritación, zonas muy ennegrecidas o debilitamiento de la dermis, que reduce su espesor y se hace resistente a la cicatrización. En cuanto a los problemas sistémicos, los expertos hablan de diabetes, hipertensión, insuficiencia renal o cáncer de piel.
"La mayoría de las mujeres lo hace por estética, pero los efectos secundarios han convertido el fenómeno en una cuestión de salud pública. "Dos tercios de quienes usan estos productos no conocen los riesgos, normalmente porque son mujeres analfabetas o que han estudiado solo hasta la escuela primaria. El otro tercio lo sabe pero lo hace porque es un modo de reafirmar su belleza", seí±ala Pauline Youbouet Yao, presidenta de la Sociedad Marfileí±a de Dermatología y Venereología.
Tanto Kaloga como Youbouet aseguran que el motivo de blanquearse es que "los hombres las prefieren claras". Por ello no es de extraí±ar que el perfil de las mujeres que utilizan estos tratamientos corresponda sobre todo a jóvenes y solteras. Según un estudio realizado por la doctora Youbouet y su equipo, el 80% de ellas tiene entre 21 y 35 aí±os y el 64% está soltera, lo que confirma su hipótesis de que "es un modo de atraer las miradas masculinas".
Hay mucho mito en torno a la tez clara. Blanquearse la piel en el ífrica negra se puso de moda a finales de los aí±os 60, poco después de que tuvieran lugar buena parte de las descolonizaciones de los países de la zona. Por ello, en el origen de este uso social habría implicados también un profundo trauma poscolonial y un modo inconsciente de considerar al blanco superior al negro.
Se trata además de un intento de alcanzar el estereotipo dominante de belleza: la mujer blanca. Creencia que también tienen 'celebrities' que han blanqueado su piel, como Nicky Minaj o la keniata Vera Sidika, a quienes las jóvenes tienden a imitar. No es fácil resistirse a la tentación de parecer al menos mestiza, cuando además la publicidad utiliza a menudo a chicas de tez pálida.
"Detesto mi piel negra", confirma una joven que se blanquea y prefiere mantenerse en el anonimato. Otra, que tampoco quiere identificarse, explica: "Me gusta la piel clara. Si la tienes todo el mundo te mira y dice '¡ella es bonita!'".
Algo que deja atónito de este fenómeno, que afecta al 25% de las mujeres en Costa de Marfil, según Kaloga, es que resulta muy extraí±o que alguien reconozca que se blanquea. "Yo nací así", dice una chica. "¡Qué va!", la contradice su amiga, "antes era mucho más oscura, lo que pasa es que lleva tiempo sin usar los productos; pero aunque lo niegue, lo hace". La primera parece un poco incómoda, pero persiste en la negación. El tabú sobre esta práctica es total y, a pesar de que a veces resulta muy evidente que alguien se aclara, afirmarlo en público parece vetado.
Es rarísimo encontrar a una persona que se vanaglorie de utilizar productos para blanquear su piel, aunque como en todo, también hay excepciones. Audrey, por ejemplo, practica el blanqueamiento desde hace tres aí±os: "Está mal visto porque, según la gente, significa que no estás orgullosa de ser negra. Pero yo lo estoy, solo que me prefiero un poco más clara, eso es todo, se trata de una decisión personal".
La adquisición de los infinitos productos que invaden el mercado es muy sencilla, basta con acercarse a cualquier tienda de cosméticos para adquirirlos. Y eso, a pesar de que en 2015 el Gobierno marfileí±o aprobó por unanimidad una ley que prohíbe la fabricación, publicidad y comercialización de los blanqueantes que contengan más del 2% de un componente llamado hidroquinona, así como corticoides, mercurio y sus derivados y otros ingredientes peligrosos para la salud. En la práctica, la norma ha acabado cayendo en saco roto.
"Desde la Asociación Marfileí±a de Dermatología y Venereología intentamos luchar contra la venta de estas sustancias, pero incluso desde el Ministerio de Salud nos dijeron que no entráramos en eso, es una batalla perdida que ni ellos consiguen controlar. No dejan de salir nuevos productos al mercado", admite Youbouet.
Existen cientos entre los que elegir, tantos, que las tiendas de cosméticos tienen las paredes repletas y llegan hasta el techo. En cuanto al precio, se pueden encontrar fórmulas desde los 500 francos CFA (moneda local que equivale a 76 céntimos de euro) hasta los 50.000 CFA (76 euros). Suelen emplearse jabones, leche corporal, aceites, pero también inyecciones que se ponen en clínicas clandestinas.
"Lo que más vendo son los aclarantes", confirma una dependienta. "La mayoría de ellos no supera el 2% de hidroquinona. Yo creo que lo que estropea la piel es el hecho de utilizarlos mal", continúa. Días más tarde, al volver a encontrarla y preguntarle por uno concreto del que hay mucha publicidad en las calles, responde: "Ese aclara mucho y rápido, pero me han contado que produce quemaduras, es muy fuerte". Los ingredientes utilizados no siempre están bien especificados en el envase, a veces no seí±alan las cantidades, otras no especifican la composición.
Según diversos estudios, el componente más utilizado son los corticoides, pero también los derivados del mercurio o la hidroquinona, un agente blanqueador prohibido en la Unión Europea y en China. Ahora se ha puesto de moda utilizar el glutatión. Pero la cosa no queda ahí, hay quien incluso aí±ade lejía y detergentes.
El coste para la salud no es pequeí±o. "Hay dos tipos de complicaciones", explica Kaloga, "las locales, que afectan a la piel, y las sistémicas, cuando el producto pasa a la sangre". Entre las primeras encontramos infecciones como hongos o sarna, amplias e irreversibles estrías, acné, mal olor, irritación, zonas muy ennegrecidas o debilitamiento de la dermis, que reduce su espesor y se hace resistente a la cicatrización. En cuanto a los problemas sistémicos, los expertos hablan de diabetes, hipertensión, insuficiencia renal o cáncer de piel.
Pero, a pesar de los riesgos, resulta muy difícil sacarles la idea de la cabeza. Cuando les dices que deben parar porque tienen complicaciones, responden: "No quiero oscurecer", explica Youbouet. La muerte de su amiga afectó tanto a Deborah Gohou que aí±os más tarde decidió fundar la asociación Black Diamond. Su idea, sensibilizar sobre el peligro de estas sustancias. "No sabíamos cómo hacerlo para llegar al máximo de gente. A la juventud no le gusta que le den consejos, sino divertirse, la música, la fiesta", relata. Finalmente, Gohou, que entonces tenía solo 21 aí±os, comenzó a organizar en 2013 el concurso Miss Diamante negro, que desde entonces tiene lugar cada aí±o en Abiyán, la capital económica marfileí±a. Se realiza un desfile, se invita a un dermatólogo para dar una charla sobre los problemas de los blanqueadores y los discursos de las chicas giran en torno a esta temática. Y es un éxito.
"No las buscamos delgadas, ni queremos que midan más de 1,70 metros, lo que nos interesa es la piel negra", seí±ala Gohou. "Defiendo mi color porque es la belleza en bruto, no hace falta ser clara para estar guapa", explica Name Kady, de 19 aí±os. Por su parte, Aicha Messa, de 22, participante en la última edición del concurso, cree que "la belleza negra representa a la mujer africana". La iniciativa de Gohou motiva a muchas jóvenes a mantener su tono de piel y es una pequeí±a victoria. "El negro es la originalidad, es el color de ífrica", concluye Gohou.