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La soledad es tan perjudicial como el tabaco o el alcohol

Hay una soledad real, que nos trae la vida: la de los que se quedan cuando los demás se van

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Hay una soledad real, que nos trae la vida: la de los que se quedan cuando los demás se van

Por: Agencias Estados Unidos.- La soledad no es una buena compaí±í­a. Muchos son los estudios cientí­ficos que demuestran que tiene consecuencias negativas para la salud fí­sica y mental, tanto es así­, que la APA (Asociación Americana de Psicologí­a) compara los efectos nocivos del aislamiento con los del tabaco o alcohol. A su vez, otras investigaciones, como la realizada en la Universidad de Rochester (New York), demuestran que la 'soledad deliberada' ayuda a alcanzar la calma y regular emociones intensas como la ira o el miedo. Los efectos autorregulares de estar solo se producen con dos condiciones: por una parte, que la persona elija voluntariamente quedarse sola y que el periodo de soledad sea breve. TRES SOLEDADES Hay una soledad real, que nos trae la vida: la de los que se quedan cuando los demás se van. La que viene a la cabeza cuando pensamos en los pueblos vací­os, con sus calles silenciosas y cuatro vecinos como única compaí±í­a. Es la soledad del que ha perdido a un ser querido y el dolor le rasga por dentro; la del abandono del compaí±ero al que hací­amos a nuestro lado para siempre o la tristeza de las ausencias como la de los hijos cuando se van de casa. Hay otra soledad emocional, no deseada: la del que está rodeado de gente, pero aun así­ se siente solo o, verdaderamente lo está, porque la vida ya no le tiene en cuenta. Es la soledad de las ciudades donde los entornos sociales y familiares se difuminan; la percepción de estar desconectado como le pasa a los ancianos; la de no tener una relación intensa con otra persona que nos importe y a la que importemos; la de falta de pertenencia a un grupo con el que compartir experiencias o el sentimiento de aislamiento del que tiene secretos no confesados. La última es la soledad tecnológica, que sustituye el contacto personal de los que están cerca, por la compaí±í­a virtual de los que viven a kilómetros de distancia. Paradójicamente internet ha aumentado la comunicación, pero no reduce el aislamiento (los hay que tienen miles de amigos en Facebook pero nadie con quien salir a tomarse un café). Algunos estudios indican que existe un componente genético que predispone a la soledad, sin embargo, es la percepción individual la que activa el sentimiento de aislamiento. Así­ definida, la soledad serí­a la diferencia entre el deseo de contacto social que nos gustarí­a y el que verdaderamente tenemos. EFECTOS Cada uno de nosotros tiene un perfil individual solitario: para unos es la cantidad de personas con las que contacta, para otros la calidad de las relaciones y hay personas que nunca se sienten aisladas si saben que hay alguien que piensa en ellas en algún lado. Como ves, uno puede vivir en un refugio de montaí±a y no sentirse nunca solo. Cuando las cuentas internas de la soledad no salen los efectos del aislamiento son perniciosos. John Cacioppo, el neuropsicólogo americano especialista en soledad, estudió los efectos neurológicos y genéticos de ésta en las personas; decí­a que si tienes alguien a quien llamar a las cuatro de la maí±ana para hablar, es posible que vivas más. í‰stos son algunos de los efectos de la soledad: 1. Aumenta el riesgo de mortalidad prematura, se asocia con un incremento del 26% de enfermar y morir antes (algunas investigaciones hablan de una sobrestimulación del sistema nervioso simpático, la mayor producción de células inflamatorias en la médula ósea o un descenso de producción de proteí­nas antivirales). 2. Altera el sistema inmunológico: las personas en soledad sufren cambios en los genes del sistema inmunitario que debilita ante posibles infecciones pues alteran los glóbulos blancos según los estudios del dr Cacioppo. 3. Favorece las enfermedades cardiovasculares: investigadores del Copenhagen University Hospital, tras un seguimiento durante 32 aí±os a 3.346 hombres de 62 aí±os, concluyeron que el aislamiento social incrementa cerca de un 30% el riesgo de estos episodios. 4. Influye en las afecciones de la piel, pues ésta y el sistema nervioso central están relacionados. Según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las enfermedades de piel tienen origen somático. 5. Aumenta el riesgo de depresión y suicidio, pues favorece el estrés al incrementar los niveles matinales de cortisol (la hormona del estrés), afecta a la calidad del sueí±o y aumenta los sí­ntomas depresivos. Vivir en una sociedad que favorece el aislamiento también se asocia con el incremento de suicidios. La soledad es un estado incapacitante que curiosamente nos lleva a encerrarnos en lugar de buscar al otro como medicina para el sufrimiento. Aunque la inercia de la soledad te lleve a aislarte, recuerda que tu biologí­a está programada para socializar. Sal a la calle y habla (con el quiosquero, el panadero o el vecino). Forma parte del grupo de los que quieren acabar con la epidemia de soledad. Isabel Serrano-Rosa es psicóloga y directora de EnPositivoSí­. Con información de El Mundo
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