
Son siete los ejidos que de manera inicial serían beneficiados con el pago de las expropiaciones que no se liquidaron en ese entonces para construir carreteras
Por lo que a los ejidatarios, cuyas tierras están en el trazo seí±alado y no tengan títulos, se les ayudará a regularizar la documentación para acreditar derechos y puedan tener acceso a los beneficios que la construcción del tren establezca.
Detalló que se trabaja en un esquema que puede ser de asociación de participación, aportación de tierras al proyecto como asociados que reciben un porcentaje o renta de las tierras sobre cantidades fijas, y garantizó la defensa de los derechos de ejidatarios y comuneros para que se firmen los contratos en justicia y equidad.
El Tren Maya todavía no tiene proyecto ejecutivo, ya que âprimero, en base al proyecto, tiene que llevarse a cabo la consulta indígena, una vez que haya concluido se redefinirá o se rectificará el trazo y ahí empezaremos el trato de los núcleos que se va a determinarâ, indicó.
Además, con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural se establecerá un programa a favor de las mujeres que trabajan la tierra en núcleos ejidales y que no son titulares de derechos, para poder acceder a los apoyos del campo.
Ello, en virtud de que aproximadamente 30 por ciento de quienes trabajan las tierras en ejidos y comunidades son mujeres; hijas o esposas de ejidatarios y comuneros que por razones de edad ya no cultivan la tierra o son migrantes.
Agregó que al no tener la titularidad del derecho no accedían a los apoyos del programa rural, por lo que se buscará que acreditando el nexo con el titular del derecho y que trabajan la tierra.
Más de un millón de mujeres están en esa condición, por lo que se empezará un programa piloto este aí±o, que irá creciendo en los aí±os subsecuentes hasta que todas ellas estén dentro del programa de apoyo al campo.
Finalmente seí±aló que ya se acabó con la burocracia y los Centros de Atención de la Secretaría de Agricultura simplifican las reglas para que se entreguen los apoyos ya que antes el laberinto burocrático facilitaba los "moches" de los gestores.