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Simuló su muerte para huir de los testigos de Jehová

Shiriáyev llevaba más de un año considerando la idea de salir de la secta

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Shiriáyev llevaba más de un aí±o considerando la idea de salir de la secta

 

[Por: Agencias]

Rusia.- Iván Shiriáyev, que es oriundo de la ciudad de Kamyshin (Volgogrado, Rusia), se ganó el prestigio y reconocimiento de los testigos de Jehová durante sus 11 aí±os como miembro de la organización religiosa. No obstante, un dí­a decidió abandonar la secta y dejar atrás tanto la doctrina que predicaba, como a su esposa, devota a las creencias de aquella. "Siempre dudaba de si estaba siguiendo el camino correcto", reveló Shiriáyev en una entrevista concedida al portal The Village. Durante su membresí­a en la secta el hombre apenas tuvo tiempo para analizar sus dudas en profundidad, ya que dedicaba casi todo el tiempo libre –lo cual no era poco teniendo en cuenta que trabajaba unas pocas horas al dí­a, justo lo necesario "para ganarse el pan y la leche"– a oraciones, predicación y actividades de la organización. La salida de la secta empezó a fraguarse con el libro 'Crisis de conciencia' del exmiembro del cuerpo gobernante de los testigos de Jehová Raymond Franz. Shiriáyev llevaba más de un aí±o considerando la idea de salir de la secta. Las obras de Franz, "probablemente la persona más temible en el universo después de satán [para los testigos de Jehová]", le ayudaron a entender cómo funciona la organización. Un dí­a cotidiano en el seno de la secta Un dí­a tí­pico de un testigo de Jehová empieza con la lectura del folleto 'Examinando las Escrituras diariamente' y con oraciones, explica el ex miembro de la organización. El trabajo de la vida mundana no adquiere mucha importancia para los testigos, que tratan de dedicarle el menor tiempo posible. La ocupación principal es predicar. "Sirves varias horas, vuelves a casa, te preparas para una reunión y te vas a la cama", seí±ala Shiriáyev. Cuando estaba en las filas de la secta, las reuniones tení­an lugar dos o tres veces a la semana y contaban con la participación de unas 30 personas. "Entre los testigos siempre te sientes culpable, por eso muchos padecen depresión", indica. Los miembros de la secta constantemente se enfrentan a la pregunta de si podrí­an hacer más y 'robar' tiempo de asuntos menos importantes para dedicarse aún más a su misión. Convencidos de que el Armagedón se acerca y solo 144.000 personas se dirigirán al cielo después de la muerte mientras el resto se queda en la Tierra, los testigos de Jehová tienen como objetivo principal divulgar este acontecimiento a todo el mundo. Y la predicación es la forma principal de lograr este fin. Cada mes los miembros de la secta presentan un informe donde indican cuántas horas han servido y cuántos materiales religiosos han difundido. "Existen miembros experimentados que, por ejemplo, predican no menos de 70 horas al mes", comenta Shiriáyev, quien ejerció a lo largo de ocho aí±os. También existe un sistema de incentivos y castigos que pueden estimular tanto el crecimiento en la jerarquí­a de la secta, como la privación de los privilegios. El castigo más duro es la expulsión. En cuanto al perfil de los miembros, la mayorí­a de los testigos de Jehová son personas sin estudios superiores (la educación superior no es bienvenida en la organización). En las reuniones solo el 20% son hombres. El resto son mujeres jóvenes, mujeres con nií±os y ancianas, menciona Shiriáyev. El matrimonio civil está prohibido y los matrimonios con personas ajenas a la organización no están bien vistos. La fuga La escapada de este ciudadano ruso fue radical: simuló su muerte. Dejó una nota de despedida seí±alando que habí­a seguido el camino de su padre (que se suicidó tres aí±os atrás) y se esfumó. Se fue a su casa de campo con un magnetófono, una manta y una lancha neumática. Tras encontrar la embarcación en un sótano entre basura, sus familiares se dieron cuenta de que Shiriáyev estaba vivo e iniciaron su búsqueda a nivel federal. El hombre pasó nueve meses de vida ordinaria, utilizando su pasaporte en los nuevos puestos de trabajo que desempeí±ó y no fue consciente de que lo buscaran. Lo encontraron por casualidad en un puesto de control en la región de Amur, cuando fue detenido probablemente al sospecharse de que habí­a participado en saqueos en unas aldeas que sufrieron inundaciones. Desde entonces dejó de ser objeto de búsquedas. "Nadie –ni mi mujer, ni los decanos– se esforzó en encontrarme", seí±aló Shiriáyev. Solo un amigo suyo, extestigo también, trató de avanzar en su búsqueda. "Así­ me di cuenta de que no tení­a amigos", explicó el prófugo. La expulsión Shiriáyev constató de manera escrita que ya no querí­a seguir siendo testigo de Jehová y se presentó a la reunión de la secta donde la noticia fue anunciada oficialmente con un traje de boda para celebrarlo. Paralelamente, su matrimonio fracasaba. Una vez al aí±o acude a la celebración anual de los testigos, la Conmemoración de la muerte de Jesús o Cena del Seí±or, con una cazadora que lleva la inscripción 'apóstata abyecto'. "Los que me conocen se apartan de mí­ de un salto: ¿cómo puede salvarse un renegado? Pero para mí­ es una actuación anual", explica Shiriáyev. Entre las ventajas de su membresí­a en los testigos de Jehová seí±ala las destrezas adquiridas en en el terreno de la comunicación y los discursos públicos y que ha aprendido a vivir con modestia. El viaje El 27 de octubre de 2012 Shiriáyev abandonó su casa y empezó a viajar haciendo autostop. Tras su viaje por Rusia, Ucrania y Bielorrusia ha visitado numerosas ciudades. De las 1.122 localidades rusas que planea visitar ya ha estado en 360 de ellas. Se ha hecho agnóstico, viaja con una mochila que pesa 20 kilos y no cuenta con patrocinadores influyentes: utiliza sus propios medios para cubrir los gastos. Trabaja de obrero, de vez en cuando recibe alimentos, ropa y otras donaciones de desconocidos y pasa las noches básicamente en sitios donde no tiene que pagar la estancia: en casas de otros viajeros, monasterios o paradas de transporte. Su viaje de cinco aí±os todaví­a no ha terminado y no tiene claro qué le deparará el futuro.
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