Lo más grave es que quienes ejercen el oficio más antiguo del mundo carecen de su tarjeta de Salud municipal que avalan sus chequeos médicos y exámenes de VIH.
Por Armando Montalvo
Saltillo, Coahuila.- Operan bajo el consentimiento del Ayuntamiento cafeterías disfrazadas de antros donde se ejerce la prostitución; dos hoteles ofrecen precios especiales a mujeres de 17 a 55 aí±os por llevar clientes durante la noche.
Este es el panorama de seis cuadras a la redonda del Centro Histórico de Saltillo, donde las autoridades de la Dirección de Salud municipal, Servicios Concesionados y la Policía Municipal son cómplices de que el problema de la prostitución femenina y masculina se incremente sin ningún control desde el jueves a los sábados.
La complicidad de la autoridad es tanta, que incluso en los vehículos estacionados en las calles del sector y en los estacionamientos privados, hombres y mujeres practican el sexo âexprésâ en toda su dimensión.
Una investigación realizada por Zócalo revela que las féminas ofrecen sus servicios y la práctica del sexo oral desde 400 pesos a mil 300 pesos por cada encuentro amoroso. Puede durar de 30 a 40 minutos. El costo de la relación intima varía, según, la edad de la chica y del sitio donde la haya contactado.
Y es que no se requiere realizar una indagación profunda por parte de las autoridades para ubicar a estas mujeres donde muchas de ellas lo hacen para sostener a sus familias. Otras más jóvenes lo hacen como un trabajo extra y apoyar a sus ingresos.
Disfrazan tugurios como restaurantes
La prostitución clandestina es un problema que, en vez de aminorar, crece día con día ante la complacencia de las autoridades municipales, que permiten que operen con total impunidad los sitios de encuentro.
Sólo hay que acudir a la calle Lerdo de Tejada, en su tramo de Ignacio Allende a Xicoténcatl, para encontrar estos negocios que no tienen anuncios y que aparentan ser restaurantes, donde su principal entrada no son los alimentos, sino la venta de bebidas embriagantes. Hasta aquí llegan las chicas para esperar a los caballeros, en su mayoría clientes frecuentes.
Los pocos vecinos al ser abordados por el reportero y preguntarles sobre este problema, algunos se rieron primero y luego hacen gestos como burlándose porque estos locales sigan abiertos sin que ninguna autoridad los clausure.
El Jardín y el Hidalgo son los hoteles preferidos no sólo por estas damas que acuden a los âcafé-tuguriosâ, sino también por otro sector de mujeres que ejercen este oficio y que también lo frecuentan, pero que hacen contacto con sus clientes en los restaurantes-bar de la Zona Centro.
Estos dos negocios de hospedaje en el turno de noche hacen su ânegocioâ porque ofrecen a las chicas tarifas de hasta 280 pesos por la segunda visita que efectúen y si hacen una tercera baja a 200.
Las chicas, a diferencia de sus homólogas que tienen su punto de reunión en la calle Lerdo de Tejada, llaman la atención porque son jóvenes con una silueta aceptable. Prefieren los lugares con música en vivo para conseguir sus clientes de todas edades.
En ocasiones las damas andan en grupo de no más de tres. En sus bolsas de mano de marca, pero que son de imitación, guardan ropa íntima sin que los vigilantes de restaurantes les digan algo porque las conocen. Estos sitios se ubican en el callejón Padre Flores y en arterias como Ignacio Allende, Bravo, Victoria y Xicoténcatl.
El primer cuadro de la ciudad dejó de ser tranquilo como lo fue durante aí±os. Ahora se respira un clima inseguro, sobre todo los fines de semana. Y a esto se agrega la proliferación silenciosa de enfermedades de transmisión sexual.
