
âJoselitoâ fue capturado por los soldados federales el 5 de febrero de 1928, quienes convirtieron a la parroquia Santiago Apóstol en un establo para los caballos y un espacio lo utilizaron como cárcelâ.
Por: Ernesto AcostaSaltillo, Coahuila.- Hoy amanece en el santoral el nombre de José Sánchez del Río, âEl Nií±o Cristeroâ, asesinado por las fuerzas federales en 1928 por defender la religión católica, por la que sacrificó su vida.
El padre Arturo Guerra Arias, legionario de Cristo y capellán nacional de la Universidad Interamericana para el Desarrollo, informó que el mártir mexicano murió casi a los 15 aí±os durante la Guerra Cristera y fue canonizado por la Iglesia católica.
âJoselitoâ fue capturado por los soldados federales el 5 de febrero de 1928, quienes convirtieron a la parroquia Santiago Apóstol en un establo para los caballos y un espacio lo utilizaron como cárcelâ.
EL NIíO MíRTIR DE LA GUERRA CRISTERA
El sacerdote espaí±ol Fidel González, postulador de la causa de canonización del mexicano José Sánchez del Río, asesinado a los 14 aí±os durante la revuelta contra los llamados âcristerosâ, aseguró a EFE que es âun símbolo de los derechos fundamentales y a la libertad religiosaâ.
En un momento en el que se siguen persiguiendo en varias partes del mundo a los cristianos, la historia de âJoselitoâ como se le llamaba a este joven nacido el 28 de marzo de 1913 en la ciudad de Sahuayo (estado de Michoacán) es un ejemplo de lo que significa âser firme en la feâ.
âSu caso sería llevado al Tribunal de La Haya para que defendiera los derechos humanosâ, aseguró el sacerdote espaí±ol.
El ânií±o cristeroâ hoy será proclamado santo en una ceremonia celebrada en la Plaza de San Pedro por el papa Francisco y en la que se proclamarán otros cinco.
El postulador (el abogado de la causa de canonización) explicó a Efe que historias de chicos torturados durante aquella represión en México, la llamada Guerra Cristera (1926-1929), hay muchas, pero que âJoselito tenía un carácter y carisma excepcionalâ.
Aunque tenía sólo 14 aí±os, el postulador explicó que era más maduro que un chico de más de 18 aí±os y recordó las vejaciones y torturas que sufrió, las peticiones de dinero a su familia para que le rescatasen, las promesas de una vida mejor, âpero por nada renunció a su feâ.
Fidel González explicó que José Sánchez del Río âno sólo fue un mártir del cristianismo, sino un mártir de los derechos fundamentales de la persona, y él murió consciente de lo que defendíaâ.
Agregó que la actitud del ânií±o cristeroâ fue de defensa de estos derechos fundamentales; âde la defensa de la fe cristianaâ porque los cristeros âno pedían privilegios sino un reconocimiento de sus derechos como la libertad religiosaâ.
UNA GUERRA QUE SEPARí A MíXICO
El joven mexicano es el único chico entre los mártires católicos del siglo 20 y es muy querido en su país.
La historia de su encarcelamiento, tortura y fusilamiento por no querer apostatar lo ha hecho una figura crucial en la historia de la Iglesia mexicana.
A pesar de su edad se alistó en las filas de los llamados âcristerosâ en una guerra civil, que causó miles de muertos en el país, nacida por la confrontación entre la iglesia y el Gobierno del presidente mexicano Plutarco Elías Calles (1924-1928), debido a una ley que reforzaba la separación entre el Estado y la Iglesia, que limitaba las actividades de los religiosos. La radicalización hizo que en zonas de los estados de Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Aguascalientes, Nayarit, Colima, Michoacán y parte de San Luis Potosí al igual que Zacatecas, en la Ciudad de México, y en la península de Yucatán, creciera un movimiento social que reivindicaba los derechos de libertad de culto en México.
El joven Sánchez del Río mostró su interés por participar en la Guerra Cristera, diciendo a su madre que ânunca había sido tan fácil ganarse el cieloâ, después de que su hermano Miguel decidiera alistarse en las filas de los llamados âcristerosâ.
De acuerdo con lo relatado en el portal web del Vaticano, a Sánchez del Río no le permitieron ejercer como soldado, pero sí permaneció en los campamentos en Michoacán de los âcristerosâ, donde animaba a sus compaí±eros y dirigía el rezo del rosario.
A principios de febrero de 1928 fue hecho prisionero y la tarde del día 10 de ese mismo mes fue sacado de un templo de su localidad natal, desde el cual le hicieron caminar hasta el cementerio con la piel de los pies arrancada.
El nií±o, según cuenta la tradición, proclamaba durante el camino â¡Viva Cristo Rey!â y âViva la Virgen de Guadalupeâ, frases que se convirtieron en sus últimas palabras.
Sánchez del Río fue apuí±alado repetidas veces y un militar le disparó en la cabeza.
El 20 de noviembre de 2005, la Iglesia beatificó en la ciudad de Guadalajara a Sánchez del Río junto con otros 12 âmártiresâ de la Guerra Cristera, entre ellos el presbítero espaí±ol Andrés Solá Molist (1895-1927) y los mexicanos José Anacleto González Flores (1888-1927) y José Dionisio Luis Padilla Gómez (1899-1927).
El entonces papa Benedicto XVI aseveró que todos ellos fueron asesinados âpor odio a la feâ, y que eran âcristianos activamente comprometidos con la defensa de la libertad religiosa y de la Iglesiaâ. (Con información de EFE)