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Testigo clave cuenta el lado chusco de El Chapo

Dice que le hizo ganar 800 mdd en tres años.

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Dice que le hizo ganar 800 mdd en tres aí±os.

Por Proceso Nueva York.- Pedro Flores, uno de los testigos de prueba más importantes del gobierno de Estados Unidos para incriminar a Joaquí­n El Chapo Guzmán Loera, de los delitos de lavado de dinero y narcotráfico, comenzó a revelar sus nexos con el capo mexicano y otros miembros del Cártel de Sinaloa. De 37 aí±os y nacido en Chicago, Illinois, Pedro junto a su hermano gemelo Margarito, son dos elementos clave en la estrategia de Departamento de Justicia para probar ante el jurado en la Corte Federal del Distrito Este, en el barrio de Brooklyn, Nueva York, que El Chapo es un criminal de alta peligrosidad que debe ser castigado con todo el peso de la ley estadunidense. La presencia de Pedro en la sala del juez Brian Cogan generó de inmediato mucho interés, ya que desde que se subió al estrado de los testigos Guzmán Loera no le quitó la vista de encima. Era obvio que el lí­der de una de las fracciones del Cártel de Sinaloa lo querí­a aniquilar con la vista, y que el testigo del gobierno estadunidense hací­a todo lo posible por esquivar la mirada del acusado. Cuestionado por el fiscal Adam Fels, Pedro contó al jurado que se inició en el negocio del trasiego de drogas junto con su hermano Margarito a los 7 u 8 aí±os, cuando le ayudaban a su padre Margarito Flores a cargar y descargar drogas. Vendedores y distribuidores de drogas al menudeo en Chicago, los gemelos Flores asumieron el liderazgo del negocio ilí­cito en su familia en 1998, cuando fue arrestado su hermano mayor. Tres aí±os después “en 2001 nos expandimos muy rápido”, recibiendo hasta 100 kilos de cocaí­na de parte de un distribuidor mexicano de nombre Guadalupe Ledezma. Los gemelos Flores aprovecharon su nacionalidad y el hecho de que hablaran inglés y espaí±ol para establecer su negocio de venta de cocaí­na en Illinois, y aunque eran limitadas sus ganancias, se embolsaban unos 2 mil dólares por cada kilogramo de cocaí­na que Ledezma les vendí­a. Fue a través de su distribuidor mexicano de droga que los hermanos Flores comenzaron su relación más directa con El Chapo Guzmán. Al jurado en la Corte en Brooklyn, Pedro, guiado por Fels, le explicó que fue en 2005 cuando descubrió que Ledezma trabajaba con el Cártel de Sinaloa y que junto con su hermano recibieron la oferta de ampliar el negocio de la venta de cocaí­na. “Nos pidió (Ledezma) establecer bodegas en los alrededores de Chicago para almacenar cocaí­na que le pertenecí­a a el hombre”, dijo Pedro. -¿Quién es el hombre?, le preguntó Fels al gemelo. -El Chapo, Joaquí­n Guzmán, reviró, tí­mido, Pedro. Por la presencia de El Chapo en la sala y por las preguntas que le hací­a el fiscal para incriminar al acusado, Pedro Flores no pudo ocultar su nerviosismo. Hablaba con un tono de voz débil, el cual reflejaba temor; tal vez a El Chapo Guzmán, que no frecuentemente le clavaba la mirada. Después de viajar a Guadalajara, Jalisco, en 2004 y huyendo la justicia estadunidense acusados de tráfico de cocaí­na, los gemelos Flores, que ya recibí­an cientos de kilos de alcaloide por parte de Ledezma y otro distribuidor, José Tirso, vendedor de Vicente Carrillo Fuentes, lí­der del Cártel de Juárez, lograron su primer encuentro con los cabecillas de la organización sinaloense. Poco antes del encuentro con los capos, Pedro reveló que fue levantado en Zacatecas mientras asistí­a a una reunión con Ledezma y fue encerrado durante 16 dí­as por policí­as federales. El narco estadunidense anotó que cuando lo liberaron le dijeron que lo habí­a salvado su hermano. “Mi hermano se habí­a reunido con Chapo Guzmán”, indicó Pedro. A los 12 dí­as del levantón, los gemelos fueron llevados a la sierra de Sinaloa para conocer directamente a El Chapo. Sus contactos para el encuentro fueron Germán Olivares, y un tipo al que Pedro identifico con el apodo del “Guigui”. Ya en la sierra, a la cual fueron llevados en un pequeí±o avión para cuatro pasajeros, los Flores se encontraron con El Chapo, Ismael “Mayo” Zambada Garcí­a, Jesús Vicente Zambada Niebla “Vicentillo”, Juan Guzmán Rocha “Juancho”, entre otros capos del Cártel de Sinaloa. Inmediatamente los Flores hicieron negocio con los narcotraficantes mexicanos, que les venderí­an la cocaí­na más barata respecto a los precios por la que se la proporcionaban Ledezma y Tirso. El testigo de la fiscalí­a, al ser presionado por Fels para que con más detalle hablara de esa reunión, reveló un incidente chusco. Contó que iba vestido con shorts (bermudas) y que, al verlo, El Chapo le dijo: “con todo ese dinero que ganas no te puedes comprar el resto del pantalón”. Se estableció ahí­ que “Juancho” (primo de El Chapo Guzmán) serí­a su contacto para que desde Guadalajara, los Flores movieran la cocaí­na en Chicago, Nueva York, Pensilvania y el estado de Ohio, entre otros. Conforme pasaron los aí±os de relación, los Flores aumentaron sus negocios con El Chapo, el Mayo y el resto de los capos del Cártel de Sinaloa, a los que se agregaron, Alfredo Guzmán Salazar, “Alfredillo” y Dámaso López “El Licenciado”. En tres aí±os de colaboración con El Chapo, de 2005 a 2008, Pedro afirmó al jurado que le hizo ganar a él y a sus socios unos 800 millones de dólares. Sin embargo, en 2008 Pedro y Margarito empezaron a tener miedo y a pensar en su futuro, y contactaron a la DEA para colaborar con el gobierno de Estados Unidos y llegar a un acuerdo. El 30 de noviembre de 2008, Pedro Flores se entregó a las autoridades estadunidenses y desde entonces a la fecha ha colaborado en el proceso judicial de unos 50 criminales relacionados al tráfico de drogas, incluido El Chapo Guzmán. Gracias a su cooperación, Pedro y Margarito Flores fueron sentenciados a 14 aí±os de cárcel y no a cadena perpetua, y dentro de dos aí±os, podrí­an quedar en libertad. En la audiencia de este martes, la fiscalí­a usó como prueba de cargo contra El Chapo, la grabación de una conversación telefónica llevada a cabo el 9 de noviembre de 2008 en Guadalajara. La conversación telefónica fue entre Margarito y Alfredillo, hijo de Guzmán Loera, para un negocio de venta de 18 kilos de heroí­na. La fiscalí­a estaba en la explicación detallada de la grabación de la llamada, de la cual una parte reprodujeron en la Corte, cuando el juez Cogan dio por terminada la sesión. El interrogatorio a Pedro continuará este miércoles por parte de Fels, sin tomar en cuenta que después tocará el turno a William Purpura, uno de los tres abogados del Chapo Guzmán. Se habla que los Flores grabaron una conversación telefónica con El Chapo Guzmán, en la que presuntamente el capo mexicano ordena el asesinato de una persona. A la audiencia de la Corte Federal en Brooklyn de este martes no asistió, por segundo dí­a consecutivo, Emma Coronel, esposa de Guzmán Loera.
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