
El documento discutido por los padres sinodales será la referencia de la Iglesia Católica para sus acciones en la pastoral juvenil de los próximos aí±os, por lo que cada párrafo debió ser discutido y aprobado.
Por: Notimex
Ciudad del Vaticano.-Â La acogida a los homosexuales, el rol de las mujeres en la Iglesia y los abusos sexuales contra menores fueron los temas que dividieron a los 249 obispos que votaron hoy el documento final del Sínodo, una cumbre de clérigos que abordó los desafíos de la juventud en la actualidad.
Las diferencias de opinión salieron a relucir durante la votación en el pleno de los 167 párrafos que componen el texto, cuyo objetivo es cristalizar las ideas surgidas durante la reunión que inició el pasado 3 de octubre y que el Papa cerrará maí±ana domingo con una misa en San Pedro.
Según las reglas de la reunión episcopal, cada uno de los párrafos requería de una mayoría simple de votos para ser aprobado e incluido efectivamente en el documento. Pese a la división en algunos puntos clave, finalmente todos los apartados superaron el número mínimo de sufragios.
Aunque los padres sinodales con derecho a voto eran 268, sólo 249 acudieron a la maratónica sesión final de este sábado -en la cual se leyó completo el documento y se votó cada parte-, con lo que el límite mínimo de aprobación quedó en 166 (es decir, las dos terceras partes de los presentes).
El punto número 150 recibió la mayor cantidad de votos negativos de todo el documento: un total de 65, contra 178 a favor. Se trata del apartado que se ocupó de uno de los aspectos más delicados del Sínodo: la homosexualidad.
En el mismo, los obispos se refirieron a las âinclinaciones sexualesâ, sostuvieron que âDios ama a todas las personasâ y, por eso, la Iglesia ârenueva su empeí±o contra todo tipo de discriminación y violencia sobre una base sexualâ.
Más adelante, los clérigos subrayaron la ârelevancia determinanteâ de las diferencias entre el hombre y la mujer, calificando de âreductivoâ definir la identidad de las personas a partir, únicamente, âde su orientación sexualâ.
Asimismo, el documento constató que ya existen, en muchas comunidades cristianas, caminos de acompaí±amiento en la fe de personas homosexuales, por lo que el Sínodo recomendó favorecer esas prácticas.
El número 39 es otro de los apartados del documento con mayor oposición y fue aprobado pese a tener 43 votos contrarios; en él se reconoce que la moral sexual muchas veces es âcausa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesiaâ, porque es percibida como un espacio de juicio y de condena.
Además, constata que los jóvenes se encuentran, a menudo, desorientados y manifiestan un explícito deseo de diálogo sobre cuestiones relativas a la diferencia entre identidad masculina y femenina, a la reciprocidad entre hombre y mujer, a la homosexualidad.
Con 30 y 38 sufragios en contra, otros dos párrafos discutidos corresponden al rol de la mujer en la Iglesia. El número 55 constató que entre los jóvenes surge la solicitud de un mayor reconocimiento de ellas en la Iglesia y en la sociedad.
âMuchas mujeres desarrollan un rol insustituible en las comunidades cristianas, pero en muchos lugares se hace difícil darles espacio en los procesos de decisión, incluso cuando estos no exigen específicas responsabilidades ministerialesâ, indicó el texto.
El otro párrafo, el 148, pidió una âvaliente conversión culturalâ y un âcambio en la práctica pastoral cotidianaâ, sobre todo con respecto a la presencia femenina en los órganos eclesiales a todos los niveles, también en funciones de responsabilidad y en los procesos de toma de decisiones.
âSe trata de un deber de justicia, que encuentra inspiración tanto en el modo en que Jesús se relacionó con hombres y mujeres de su tiempo, cuanto en la importancia del rol de algunas figuras femeninas en la Biblia, en la historia de la salvación y en la vida de la Iglesiaâ, agregó.
El otro aspecto controvertido fue el de los abusos sexuales contra menores, tocado en los números 29, 30 y 31 del documento. Los tres obtuvieron, cada uno, alrededor de 30 votos en contra.
Si bien la redacción no incluyó una petición explícita de perdón, como había surgido en varios discursos de obispos ante el pleno, el escrito reconoció el sufrimiento de las víctimas, entre ellas personas muy jóvenes, y ponderó que âningún arrepentimiento le puede poner remedioâ.
âEl Sínodo sostiene el firme empeí±o por la adopción de rigurosas medidas de prevención que impidan el repetirse, a partir de la selección y de la formación de aquellos a los cuales serán confiadas tareas de responsabilidad y educativasâ, sostuvo.
Además, pidió ir a la raíz de diversos tipos de abusos (de poder, económicos, de conciencia y sexuales), erradicando ciertas formas de ejercicio de la autoridad que los han permitido, además de combatir la falta de responsabilidad y transparencia con las cuales muchos casos han sido manejados.
Identificó en el deseo de dominio, la falta de diálogo y de transparencia, las formas de doble vida, el vacío espiritual, así como las fragilidades sicológicas, A los elementos que forman el terreno sobre el cual prospera la corrupción.
Más adelante, el Sínodo expresó su pública gratitud hacia quienes tuvieron la valentía de denunciar el mal sufrido, porque ellos ayudaron a la Iglesia a tomar conciencia de lo que ha ocurrido y de la necesidad de reaccionar con decisión.
âEl Sínodo reconoce que afrontar la cuestión de los abusos en todos sus aspectos, también con la preciosa ayuda de los jóvenes, puede ser de verdad la oportunidad para una reforma profundaâ, ponderó.
El documento final, de 55 páginas y 167 puntos, fue publicado sólo en italiano e incluyó muchos otros temas vinculados con la espiritualidad de los jóvenes, sus vocaciones, el mundo digital, la migración, la droga, los vicios, el trabajo, la persecución y la violencia, entre otros.
Este texto servirá al Papa Francisco y a toda la Iglesia como punto de partida para su acción en la pastoral juvenil durante los próximos aí±os.