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El primer discurso de AMLO como presidente electo

Millones de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor

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Millones de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor

Por: SDPnoticias México.- Este 8 de agosto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación validó la elección del pasado 1 de julio y, por unanimidad de votos, determinó que Andrés Manuel López Obrador es el virtual presidente electo. Al recibir la constancia que lo acredita como el próximo titular del Ejecutivo, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia pronunció su primer discurso como presidente electo. Al igual que en el cierre de campaí±a, sus primeras palabras estuvieron dirigidas a quienes lucharon por este dí­a aunque ya no estén con vida. Además, se comprometió a conservar y respetar la separación de poderes así­ como las funciones de organismos autónomos pues, dijo, "la suma de trabajos respetuosos e independientes fortalecerá la República". Lee í­ntegro el primer discurso de López Obrador como presidente electo: Magistradas y magistrados, Dirigentes de los partidos de la Coalición Juntos Haremos Historia, Amigas y amigos, Todos, Participó con entusiasmo y solemnidad en este importante acto, en el cual, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, me ha entregado la constancia que me acredita como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos. Antes que nada, rindo homenaje al Pueblo de México por su evidente vocación democrática. Agradezco a los ciudadanos que depositaron en mí­ su confianza y reconozco la madurez polí­tica de quienes aceptaron los resultados electorales. No cabe duda de que vivimos momentos realmente históricos. Muchas han sido las enseí±anzas del pasado proceso electoral, pero considero que su saldo más importante fue la demostración de la elevada conciencia cí­vica y la sólida dignidad republicana que hemos alcanzado los mexicanos. Ha sido sorprendente y ejemplar lo acontecido el 1º de julio; nuestra sociedad manifestó su entereza y su talento, y así­ lo han reconocido otros pueblos, paí­ses y gobiernos del mundo. Ahora nos corresponde asimilar correctamente los sentimientos expresados por el pueblo al emitir el sufragio y ser ejecutores escrupulosos y fieles de ese mandato. Considero que la gente votó por un gobierno honrado y justo. En mi interpretación, la mayorí­a de los ciudadanos mexicanos están hartos de la prepotencia, el influyentismo, la deshonestidad y la ineficiencia, y desean con toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad. Millones de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor, sin la monstruosa desigualdad económica y social que padecemos. Ha sido muy satisfactorio constatar que incluso los sectores de clase media y no pocos de los más acaudalados manifestaron con su voto el deseo de mejorar la situación del prójimo y su  acuerdo en el principio de que el gobierno ha de representar a todos, pero que debe dar preferencia a los olvidados y a los más pobres de México. Considero que otro de los mandatos de la mayorí­a es el evitar la violencia, atendiendo para ello las causas que la originan y reformular la polí­tica de seguridad, hoy centrada casi exclusivamente en el uso de la fuerza, a fin de construir la reconciliación nacional en el bienestar y en la justicia.Entre las muchas lecciones del 1º. de julio debo destacar también una que tiene como destinatarios a los dirigentes polí­ticos y a los servidores públicos; es decir, a nosotros mismos: la gente votó para que exista en México un verdadero Estado de Derecho; el pueblo quiere legalidad, no la simulación que en la aplicación de la ley ha persistido desde el Porfiriato. Los mexicanos votaron también para que se ponga fin a las imposiciones y los fraudes electorales. Quieren castigo por igual para polí­ticos corruptos y para delincuentes comunes o de cuello blanco. La ciudadaní­a plasmó en su sufragio el anhelo de que los encargados de impartir justicia no actúen por consigna y que tengan el arrojo de sentirse libres para aplicar sin cortapisas ni servilismos el principio de que al margen de la ley, nada, y por encima de la ley, nadie. En lo que a mi corresponde, en mi carácter de titular del Ejecutivo federal actuaré con rectitud y con respeto a las potestades y la soberaní­a de los otros poderes legalmente constituidos; ofrezco a ustedes, seí±oras y seí±ores magistrados, así­ como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen. En el nuevo gobierno, el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes; ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegí­timas cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes y habrá absoluto respeto por sus veredictos. No olvidemos nunca que debemos la apertura de estos nuevos horizontes al pueblo, al pueblo soberano que está por encima de individuos, grupos o facciones, por poderosos que sean o que parezcan. En la elección del 1º de julio quedó demostrado que así­ como el autoritarismo y la abyección envilecen y desprestigian a las instituciones, la voluntad democrática de la ciudadaní­a puede renovarlas  y fortalecerlas. No desaprovechemos o desperdiciemos este momento de condiciones polí­ticas inmejorables para llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México. El pueblo ha conquistado con energí­a y dignidad su derecho indiscutible e indiscutido de regir sus propios destinos y de ser gobierno. Contamos con amplias bases de legitimidad para hacer realidad el deseo colectivo de vivir en paz, con justicia y libertad. Sólo me resta decir que actuó guiado por principios y soy perseverante. Ninguna tentación me quitará la autenticidad o desviará mí­ camino en la búsqueda del humanismo y la fraternidad. Reitero: voy a cumplir todos los compromisos de campaí±a, no le voy a fallar a los ciudadanos y habré de ser fiel en todos mis actos al interés, la voluntad y el bienestar del único que manda en este paí­s: el pueblo de México.¡Que viva la cuarta transformación del paí­s!¡Que viva la nueva república!¡Que viva la voluntad soberana del pueblo!¡Viva México!¡Viva México!¡Viva México!.
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