
La gendarmería francesa había lanzado una de las mayores investigaciones judiciales jamás realizada en Francia
Por: Agencias
Francia.- En agosto de 1987, el cuerpo mutilado de una nií±a fue encontrado en un tramo de una carretera que conecta París con el sur de Francia. La menor presentaba rastros de quemaduras de hierro y signos de mordidas humanas, según los médicos forenses.
Nada se pudo hacer para identificar el cadáver, al que se empezó a referirse popularmente como La pequeí±a mártir de la A-10. Ni siquiera se le pudo asignar una edad exacta: los investigadores indicaron que tenía entre tres y cinco aí±os. Treinta aí±os después, una muestra de ADN ha permitido reabrir el caso y seí±alar a sus padres como principales sospechosos de su muerte.
Los investigadores identificaron a los padres de la nií±a gracias a una muestra de ADN tomada de un hombre que había sido arrestado en un caso completamente diferente y que resultó ser el hermano de la víctima, según ha seí±alado la Fiscalía. Después de comparar la muestra en archivo nacional de huellas dactilares, se reveló una coincidencia con las huellas encontradas en la ropa y la manta en la que estaba envuelto el cuerpo de la menor cuando se descubrió tras una zanja de la autopista en Suí¨vres, en la región del Loira.
Gracias a la nueva muestra encontrada, los investigadores pudieron identificar y localizar a los padres, dos sexagenarios de origen marroquí, según el periódico regional La Nouvelle République. Ambos fueron puestos el martes pasado bajo custodia en Orleans por asesinato, según una fuente cercana al caso.
En el momento del descubrimiento del la pequeí±a mártir de la A-10, la gendarmería francesa había lanzado una de las mayores investigaciones judiciales jamás realizada en Francia. Cerca de 65.000 escuelas fueron registradas al comienzo del aí±o escolar y 6.000 especialistas se reunieron para intentar dar un nombre a la joven víctima.
El informe de la nií±a había sido transmitido en más de 30 países y su fotografía publicada en todos los lugares públicos: tenía 0,95 metros de altura, cabello castaí±o rizado y ojos marrones oscuros.
En octubre de 1997 se emitió una orden de sobreseimiento, después de búsquedas infructuosas, dejando este caso sin esperanza de ser solucionado. El abogado Etienne Daures dijo que tenía "la esperanza de poder dar un nombre" a esta nií±a, enterrada anónimamente en el cementerio de Suí¨vres, cerca del lugar del descubrimiento del cuerpo. La tumba de la nií±a tenía flores regularmente. En el monumento funerario está grabada esta inscripción: âAquí descansa un ángelâ.
Con información de El País