
Los vagones cargados de desechos humanos llevan varias semanas abandonados cerca de los campos de pelota de la Pequeí±a Liga
Parrish tiene apenas una población de 982 personas, quienes padecen los âvagones del tren de cacaâ que fueron dejados cerca de los campos de pelota de la Pequeí±a Liga ¡desde hace dos meses!, acusó la alcaldesa Heather Hall.
El olor es insoportable, especialmente al atardecer después de que la atmósfera se ha calentado, dijo a The Associated Press.
âOh Dios mío, es una pesadilla aquíâ, dijo. âHuele a cadáveres podridos o cadáveres. Huele a muerteâ.
En los últimos aí±os, se han arrojado todo tipo de desechos en Georgia, Alabama y otros estados del sur, incluida la ceniza tóxica de carbón de las centrales eléctricas de todo el país, reportó la agencia.
En Carolina del Sur, un plan para almacenar desechos nucleares radiactivos en un área rural generó quejas de que el estado se estaba convirtiendo en un vertedero nuclear.
En Parrish, la gente del pueblo está considerando reprogramar juegos de softball para nií±os o jugar en campos en otras comunidades para escapar del hedor.
Sherleen Pike, quien vive aproximadamente a media milla de la vía férrea, dijo que a veces se pone aceite de menta en la nariz porque huele mal.
â¿Le gustaría a la ciudad de Nueva York que enviáramos toda nuestra caca allá para siempre?â, cuestionó. âNo quieren botarlo en sus ríos, pero creo que cada estado debe encargarse de sus propios desechosâ.
Los expertos dicen que la tierra barata de Alabama y las permisivas leyes de zonificación y la prohibición federal de arrojar los excrementos de los neoyorquinos en el océano hicieron que "el tren de la caca" fuera arrastrado hasta esa zona.
Nelson Brooke, del grupo ambientalista Black Warrior Riverkeeper, describe a Alabama como âuna especie de lugar de permiso abiertoâ para los operadores de vertederos. âEs fácil para ellos ingresar a una comunidad rural o pobre y establecer una tienda y comenzar a ganar toneladas de efectivoâ.