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Mientras cargaba el cadáver del niño lo insultaba

Observaron su comportamiento y detectaron que había mentido y que había incurrido en contradicciones.

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Observaron su comportamiento y detectaron que habí­a mentido y que habí­a incurrido en contradicciones.

Por: Agencias

Espaí±a.- Aquel 27 de febrero, Gabriel Cruz estaba en Las Hortichuelas (Ní­jar) en casa de Carmen, su abuela paterna, para pasar el puente del Dí­a de Andalucí­a (28-F). Ana Julia Quezada, pareja entonces de su padre, comió con Gabriel y con Carmen. Al terminar, el pequeí±o quiso ir a jugar con sus primos, como era habitual, a casa de su tí­a Rosa, que está a cien metros por un camino de tierra. Se marchó con la promesa de volver a merendar, algo que no hizo nunca porque no llegó al destino.

Ana Julia salió "unos diez minutos después" de la casa de Carmen y lo alcanzó antes de llegar a la vivienda de sus primos. El auto de prisión de la autora confesa de la muerte de Gabriel, al que ha tenido acceso ABC, asegura que la dominicana, "mediante engaí±o o promesa" le dijo al nií±o que irí­a "prontamente a jugar con sus primos" para trasladarlo a la finca de la familia de su padre, según el documento entre las 15.34 y las 15.45 horas de aquella tarde, y allí­ matarlo.

Ambos fueron a la propiedad de Rodalquilar (Ní­jar), a unos cinco kilómetros de Las Hortichuelas, para cometer el "macabro plan criminal". El auto revela que lo asfixió con sus propias manos hasta provocar su muerte, lo desnudó parcialmente, lo trasladó al jardí­n y lo enterró en un lugar "donde previamente habí­a hecho un hoyo con una pala". Disimuló la tumba con piedras ornamentales de jardí­n y unos tablones, según los detalles aportados por la Guardia Civil. El auto dice que, tras asesinar a Gabriel con alevosí­a, siguió con su plan y se mantuvo en el cortijo de Rodalquilar haciendo unas tareas de pinturas que le sirvieran de coartada.

FALSA PREOCUPACIí“N

Ana Julia regresó a casa de Carmen, donde a las 18.00 horas se detectó la ausencia de Gabriel porque no volvió a merendar. A las 20.00 horas se dio aviso a la Guardia Civil y comenzó una búsqueda de 12 dí­as en la que participaron 5.000 personas para rastrear 625 kilómetros cuadrados de terreno. Mientras tanto, la dominicana dio "una falsa apariencia de preocupación por la desaparición y suerte del nií±o". "Engaí±o que mantuvo varios dí­as", remarca el auto judicial, que expone que esta farsa llegó al punto de colocar una prenda del menor –una camiseta– en el monte para ser encontrada por ella misma y así­ despistar a los agentes que practicaban la búsqueda.

Sin embargo, ese fue su error fatal. La Guardia Civil asegura que centraron la investigación en Ana Julia tras aparecer la camiseta en un lugar que ya habí­a sido rastreado ese dí­a. Les resultó extraí±o que la prenda estuviera húmeda, pero no lo suficiente, como para haber estado a la intemperie tras dí­as de lluvia. Comenzaron a sospechar y vieron que Ana Julia habí­a perdido el teléfono móvil dos veces durante la búsqueda en un perí­odo muy corto de tiempo. También observaron su comportamiento y detectaron que habí­a mentido y que habí­a incurrido en contradicciones.

PURA CRUELDAD

El 11 de marzo, Ana Julia llevó a íngel Cruz, padre de Gabriel, a una entrevista. La Guardia Civil la seguí­a de cerca. Se fue a la finca de Rodalquilar, donde habí­a regresado de forma periódica, siempre acompaí±ada, durante los 12 dí­as de ausencia del nií±o y con la excusa de airear el cortijo por las labores de pintura. Estaba sola y aprovechó para ir y desenterrar a Gabriel.

Lo introdujo en el maletero del Nissan Pixo gris "con la intención de deshacerse del cuerpo en un invernadero", según lo recogido en el auto, y "vertiendo expresiones vejatorias". Según el juez, los insultos al pequeí±o asesinado "no hacen sino acrecentar las pruebas incriminatorias contra la detenida y revelan, presuntamente, una falta de sentimientos y humanidad que ella misma ha calificado y que, de ser ciertas sus palabras, serí­a pura crueldad".

En base al relato de los hechos, el magistrado titular del Juzgado de Instrucción 5 de Almerí­a mandó a Ana Julia Quezada el jueves a la cárcel de El Acebuche. Está en prisión provisional comunicada y sin fianza acusada de los delitos de asesinato con alevosí­a, detención ilegal (secuestro) y un delito contra la integridad moral del pequeí±o Gabriel.

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