
El nií±o había desaparecido hace doce días cuando estaba de vacaciones en la casa de su abuela.
Por: Agencias
Reino Unido.- La desaparición en Espaí±a del nií±o de 8 aí±os Gabriel Cruz tuvo un desenlace trágico e inesperado.
Agentes de la Guardia Civil detuvieron este domingo a Ana Julia Quezada, de 35 aí±os, nacida en República Dominicana, cuando transportaba en el maletero de su auto el cadáver del pequeí±o. Quezada es la pareja del padre de Gabriel, nacido de una relación anterior.
El nií±o había desaparecido hace doce días cuando estaba de vacaciones en la casa de su abuela en la pequeí±a población de Hortichuelas, en el Parque Natural del Cabo de Gata.
Desde que se denunció la desaparición, las autoridades pusieron en marcha un gran operativo de búsqueda y los medios de comunicación cubrieron ampliamente el rastreo.
El arresto de Quezada por el presunto infanticidio causó estupor e indignación, sentimientos agravados porque durante la angustiosa búsqueda del pequeí±o la mujer brindó declaraciones a los medios expresando su deseo de que fuera hallado sano y salvo.
Contó que recientemente había enseí±ado a Gabriel a desconfiar de los extraí±os: "Si alguna vez, ves un desconocido, corre, no te pares, le dijimos su abuela y yo". Incluso publicó en Facebook una fotografía con él en la que pedía a sus supuestos captores: "Por favor, por favor, devolvernos a nuestra Gabrielillo".
Tras su detención, se desvelaron detalles inquietantes de su biografía. Según informan los medios locales, las fuerzas de seguridad investigarán su papel en la muerte en Burgos de una nií±a de 4 aí±os a la que cuidaba aí±os atrás. Entonces se concluyó que fue un accidente.
La pista de la camiseta
La madrastra de Gabriel estaba bajo sospecha desde que el pasado 3 de marzo entregó a los agentes una camiseta de Gabriel que dijo haber encontrado de forma casual en una zona que estos y los numerosos voluntarios locales que colaboraron en la búsqueda habían ya registrado varias veces.
La prenda estaba además limpia y seca pese a haberse encontrado en una depuradora cercana al lugar donde se le perdió la pista a Gabriel y a las recientes lluvias, lo que extraí±ó a los responsables policiales.
Lo que muchos se preguntan en Espaí±a es qué puede llevar a una mujer a cometer un crimen como el que presuntamente cometió Quezada.
Y cómo durante tanto tiempo pudo mantener, pese a la presión policial y mediática, la ficción de que estaba consternada por la desaparición.
Los padres del nií±o aseguraron al poco de conocerse la desaparición que, pese a haberse separado, tenían una buena relación y habían comparecido juntos ante los medios para pedir ayuda para encontrar a su hijo.
De hecho, las primeras sospechas recayeron sobre un hombre condenado por acosar a Patricia Ramírez, la madre del nií±o, que se había saltado las órdenes judiciales de alejamiento de ella que pesaban sobre él.
El acosador
Buceadores del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil ya buscaban a Gabriel sin dejar "un solo pozo, depósito, charca o balsa" en la zona.
El asunto se había convertido en el tema principal en los medios de comunicación y en las redes sociales. En esos días, Quezada aparecía en la televisión con camisetas que mostraban la imagen del nií±o y reclamando junto a vecinos y familiares que sus supuestos captores lo dejaran en libertad.
A pesar de las difíciles condiciones los buceadores #GEAS Guardia Civil no dejan un solo pozo, depósito, charca o balsa por inspeccionar en la búsqueda de #GabrielCruz #NoDesfallecemos pic.twitter.com/oA8qxiFfPi
â Guardia Civil (@guardiacivil) 5 de marzo de 2018
Después del hallazgo de la camiseta, su suerte estaba echada. Sus evasivas para no entregar su teléfono móvil cuando la Guardia Civil se lo solicitó acrecentaron las sospechas.
Según la reconstrucción de los hechos publicada en los medios espaí±oles, el domingo, finalmente, cometió el error que los investigadores estaban esperando.
Le habían hecho creer en un reciente interrogatorio que estaban cerca de dar con el pozo en el que se hallaba el cuerpo de Gabriel. Ella acudió entonces a sacarlo de allí. Decenas de guardias civiles la vigilaban de incógnito y fotografiaban cómo envolvía los restos del pequeí±o en una manta y los cargaba en su auto.
"Yo no he sido"
Poco después, la interceptaban en las cercanías del domicilio del padre de la víctima, con el que convivía hacía un aí±o.
"No he sido yo, he cogido el coche esta maí±ana", se la oye gritar mientras la esposan en los videos que circulan del momento de la detención.
"Cállate de una vez", le responde el agente que la detiene.
El objetivo ahora es averiguar si actuó sola o con ayuda en un crimen que figura ya en los anales de la crónica negra espaí±ola.
Y si cometió otros hasta ahora desconocidos.
Con información de BBC Mundo