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Invaden cárteles a NY con el letal fentanilo

Grupos mexicanos dominan el tráfico de opioides.

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Grupos mexicanos dominan el tráfico de opioides.

Por Agencias

Nueva York, EU.- Una pareja de mediana edad salió de compras en Nueva Jersey en una cálida noche en agosto. Se detuvieron para cenar de camino a casa y cuando llegaron a su edificio de departamentos, en una tranquila zona residencial de Queens, agentes de narcóticos que los seguí­an obtuvieron una orden para entrar.

Encontraron varias maletas cargadas con bultos en forma de ladrillo de lo que parecí­a ser heroí­na. Las pruebas de laboratorio determinaron que la mayor parte (141 libras) era fentanilo puro, opioide sintético y extremadamente peligroso, 50 veces más poderoso que la heroí­na.

Fue el golpe de fentanilo más grande en la historia de Estados Unidos. Habí­a suficiente dentro del departamento para matar a 32 millones de personas, según la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

La pareja que fue detenida, Rogelio Alvarado Robles, de 55 aí±os, y Blanca Flores Solí­s, de 52, no tení­a antecedentes penales en Estados Unidos y volaron a Nueva York unas semanas antes con pasaportes mexicanos. No tení­an armas.

Patrón emergente

Se trataba de emisarios de un cártel de la droga, dijeron los investigadores, enviados a negociar la venta de decenas de millones de dólares en narcóticos, como ejecutivos farmacéuticos en un viaje de negocios.

Los agentes de la DEA seí±alaron que las detenciones recientes reflejan un patrón emergente, ya que los traficantes mexicanos intentan convertir a la ciudad de Nueva York en su centro de distribución en el noreste del paí­s.

Operan con sofisticación cuasi corporativa y una presencia discreta y transitoria, enviando equipos de ventas para entregar cantidades importantes de drogas y luego desaparecen en silencio.

Este aí±o, los agentes de narcóticos han incautado más de 350 libras de fentanilo puro en la ciudad de Nueva York, 10 veces más que en 2016. Una decisión empresarial calculada parece estar detrás del “boom” criminal.

“Los cárteles se dan cuenta de que el fentanilo es mucho más rentable que la heroí­na”, dijo James Hunt, jefe de la División de Nueva York de la DEA.

A diferencia de la heroí­na, cuya base de opio crudo debe ser recolectada de cultivadores de amapola en remotos valles montaí±osos, el fentanilo puede fabricarse en laboratorios clandestinos utilizando productos quí­micos relativamente baratos.

Debido a que es mucho más potente, puede diluirse con agentes de corte para hacer dosis exponencialmente más al nivel de la calle, ya sea en forma de polvo o pí­ldoras sustitutas presionadas para parecerse a marcas como OxyContin y Percocet.

“Estos muchachos son malvados hombres de negocios, pero todaví­a son hombres de negocios. No conozco ningún otro producto en el que pueda invertir 3 mil dólares y ganar millones”, dijo Hunt.

Cártel de Sinaloa

Más de 60 mil personas murieron por sobredosis en Estados Unidos el aí±o pasado, según las estimaciones de los centros para el control y la prevención de enfermedades, y las muertes por opioides sintéticos como el fentanilo se multiplicaron por cinco.

Según información de inteligencia de la DEA, alrededor del 80% del fentanilo incautado en el área de Nueva York parece estar relacionado con el cártel de Sinaloa.

La organización sigue siendo el grupo dominante de traficantes de América del Norte, incluso cuando su lí­der, Joaquí­n “El Chapo” Guzmán, espera ser juzgado en una cárcel de máxima seguridad en el Bajo Manhattan.

La máquina de contrabando de Sinaloa ha continuado sin Guzmán, lo que significa que su defensa legal puede ser financiada en parte con los beneficios de las ventas de fentanilo, hechas a sólo unas pocas millas de su celda.

El cártel de Sinaloa no se preocupa por el comercio minorista, según la DEA. Utiliza Nueva York para entregar grandes enví­os al por mayor a intermediarios, tí­picamente traficantes dominicanos locales.

Esos grupos se distribuyen a los mercados de Nueva Inglaterra, Pensilvania, Baltimore y otros lugares donde la crisis de los opiáceos está en pleno apogeo.

Más poderosas

A fines del mes pasado, cuando el presidente Donald Trump declaró que la adicción a opiáceos era una emergencia de salud pública, el fiscal general Jeff Sessions viajó a una instalación de inspección postal en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, de Nueva York, para elogiar a los agentes de aduanas que interceptaron enví­os de fentanilo procedentes de China.

“Con las drogas sintéticas inundando nuestras calles, las drogas ahora son más poderosas, más adictivas y más peligrosas que nunca”, externó Sessions.

“El fentanilo es la droga asesina número uno en Estados Unidos. Y, por muy peligroso que sea, puede conectarse en lí­nea y solicitarlo por correo”.

Pero los traficantes mexicanos están enviando fentanilo a través del sistema de autopistas interestatales de EU, y en cantidades que empequeí±ecen a las que llegan en sobres.

Lo pasan de contrabando al otro lado de la frontera en paneles de vehí­culos falsos o cargas comerciales de productos agrí­colas, muebles, autopartes y otra carga, y lo transportan por todo el paí­s desde California y Arizona.

Las cargas llegan a los parques industriales en Nueva Jersey, donde los emisarios del cártel cumplen con los enví­os y supervisan las transacciones al por mayor. Luego deben averiguar qué hacer con los ladrillos de efectivo que son incluso más voluminosos que las drogas.

El Bronx y el norte de Manhattan son lugares de elección para los traficantes, dicen los agentes, porque su proximidad a los principales puentes y carreteras ofrece las mismas ventajas logí­sticas que cualquier distribuidor comercial.

Desapercibidos

El mes pasado, agentes de narcóticos arrestaron a un conductor mexicano en un área industrial del Bronx con 37 libras de fentanilo en la parte trasera de un camión de reparto. La ubicación no estaba lejos de un hotel donde, en junio, incautaron 40 libras de la droga escondida en una bolsa de lona.

Al igual que la pareja en Queens, los traficantes parecen estar evitando barrios de alta criminalidad donde podrí­an estar en mayor riesgo de ser robados o detectados.

Agentes de la DEA en agosto encontraron 20 libras de fentanilo y heroí­na en un departamento de 4 mil dólares de renta al mes con vista a Central Park. El exterior del edificio habí­a aparecido en los episodios de la comedia de televisión Seinfeld.

En el interior, una banda de narcotraficantes dominicanos mezclaba fentanilo y heroí­na en molinillos de café y estampaba los paquetes de drogas con etiquetas como “Ora por la muerte”, “Uber” y “Gilligan’s Island”.

“Hace dos aí±os, cualquiera de estas convulsiones habrí­a sido enorme. Pero nunca hemos visto volúmenes como los que estamos viendo ahora”, comentó Bridget Brennan, fiscal especial de narcóticos.

Cambio de hábito

La tasa de homicidios en Nueva York se disparó en la década de 1980, cuando los narcotraficantes colombianos dominaron el tráfico de cocaí­na, estableciendo extensas redes de distribución y defendiéndolas con fuerza letal.

Los traficantes mexicanos que llenan la ciudad con fentanilo y otras drogas son diferentes. Evitan en gran medida la violencia y no llevan armas. Son los equipos de ventas, no la división de cumplimiento, de Fentanyl Inc.

“Son inteligentes”, dijo Jimmy Arroyo, un agente especial de la DEA que lidera el equipo que en los últimos meses ha realizado varios arrestos. “Saben que si matan gente, atraerán la atención”.

El aí±o pasado, en medio de una oleada sin precedentes de opiáceos en la ciudad de Nueva York, el número de homicidios disminuyó a 335, el más bajo desde 1963.

Esto no quiere decir que los cárteles no son violentos, sólo que son estratégicos.

En algunos casos importantes de drogas en Nueva York, dicen los fiscales, sus socios de tráfico de EU se han visto obligados a enviar familiares a México como un seguro en caso de que el trato no prospere. Un importante traficante de heroí­na envió a su propio hijo.

Aunque el auge de los opiáceos no ha generado más violencia en Nueva York, ha producido una cantidad sin precedentes de muertes.

La ciudad tuvo casi mil 400 sobredosis mortales el aí±o pasado, un aumento del 46% con respecto a 2015. El fentanilo apareció en el 44% de las autopsias.

Obtener resultados exactos de las pruebas sobre la composición de las drogas incautadas lleva más tiempo, porque los agentes de narcóticos ya no pueden cortar paquetes abiertos para realizar pruebas de campo.

El fentanilo es muy peligroso, incluso una nube de polvo puede desencadenar una sobredosis. (Con información de Washington Post)

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