WhatsApp
Pronostico del tiempo
Puentes Internacionales
Twitter
Instagram
YouTube
Facebook

+

Feminicidios, la nueva pandemia que azota al país

El Estado se ha visto rebasado por la violencia desatada en contra de ellas.

  • 192

El Estado se ha visto rebasado por la violencia desatada en contra de ellas.

Por Agencias

Ciudad de México.- Al acto de asesinar a una mujer por el simple hecho de ser mujer se le conoce como feminicidio, término que se aplicó mundialmente por primera vez en México por el peligro que implicaba ser mujer en este paí­s pero que forma parte de un problema mayor: la violencia generalizada. En México los hombres asesinan mujeres porque pueden. Las matan en el campo y en la ciudad. Las matan los pobres y los ricos. Las matan taxistas, empresarios, estudiantes universitarios, familiares, autoridades; todo aquel que cree que puede decidir sobre la vida de alguien más, especialmente si es mujer. Dentro de este fenómeno polí­tico, social y cultural sólo hay una verdad: ni el Estado ni la ciudadaní­a pueden garantizar la seguridad del género femenino. La discriminación y las agresiones contra las mujeres no es algo nuevo. Antiguamente, la superioridad fí­sica del hombre en relación con la mujer fungió como el instrumento para subyugarlas, dominarlas y disponer de ellas a cualquier hora y en cualquier momento. ‘SEXO Dí‰BIL’ El estigma del “sexo débil” permanece y nuestra incapacidad como sociedad para romper con esa idea ha sido uno de los problemas más difí­ciles de enfrentar para poder alcanzar la igualdad entre sexos y terminar con la violencia de género. En un paí­s cuyas bases han estado fundamentadas en ideas paternalistas durante cientos de aí±os, romperlas no es cosa fácil. “Las mujeres de manera inconsciente nos hemos acostumbrado a vivir así­, rodeadas por una violencia machista y por una sociedad donde las agresiones contra la mujer se ven como algo normal”, cuenta Mariana Berlanga, experta en el tema de equidad de género. El homicidio de una mujer es la punta del iceberg dentro un problema que, previo a llegar a la peor de las agresiones, cuenta con varios niveles. Muchos de estos ni siquiera considerados como agravios. Los roles establecidos por la sociedad en cuanto a qué papel debe de jugar un hombre y una mujer dentro de esta están evidentemente manchados por la discriminación, el abuso y el retroceso. Uno de los ejemplos más claros es la idea de que el hombre es el lí­der de la familia y responsable del bienestar económico. Mientras que para la mujer cuidar a los hijos, limpiar y cocinar deben ser vistos como su prioridad. ACCIONES DRíSTICAS La principal responsabilidad del estado es garantizar la seguridad de los ciudadanos a quienes rige y representa. Pero esta sentencia trae consigo una pregunta: ¿qué pasa cuando el Estado no cumple con su función principal? La falta de acciones y respuestas del Gobierno ante problemas como el feminicidio trae consigo una consecuencia grave: la impunidad. “Cuando las autoridades no persiguen y castigan a quienes asesinan a las mujeres el mensaje que mandan es muy claro: puedes arrancarle la vida a una mujer y no pasa nada. Un hecho que agrava la situación y fomenta la violencia”, comenta la experta Mariana Berlanga. La impunidad y la violencia también han obligado al género femenino y al resto de la ciudadaní­a a buscar acciones más drásticas para garantizar su seguridad. “Chicas de entre 20 y 30 aí±os me comentaron que están considerando comprar un arma para traerla con ellas en todo momento en caso de ser ví­ctimas de un intento de secuestro, violación o asesinato. ¿Con qué argumento les pido que no lo hagan cuando el Gobierno de su paí­s es incapaz de garantizarles su seguridad y bienestar?”, relató. DESAPARICIONES La desaparición de nií±as y mujeres jóvenes a gran escala está ligada al narcotráfico y a la trata de personas, afirma especialista Una cicatriz en la rodilla, un lunar arriba de los labios, un tatuaje en una pierna, marcas de varicela en el rostro, una quemadura en un brazo, cualquier rasgo particular se convierte en la última esperanza para encontrarlas. Durante el 2016 desaparecieron mil 820 mujeres en todo el territorio nacional; es decir, 5 cada dí­a de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), de la Secretarí­a de Gobernación. La base de datos del RNPED nunca habí­a tenido un registro tan alto desde que enlista cada caso proveniente de las fiscalí­as y procuradurí­as estatales; la desaparición de féminas se ha multiplicado en la última década. Mientras en el 2007 la Segob tuvo conocimiento de sólo 145 casos, esta cifra ha ido al alza de manera preocupante hasta convertirse, en conjunto con los feminicidios, en un problema de magnitud nacional. Hace una década desaparecí­a una mujer por cada 400 mil mexicanas; el aí±o pasado, la cifra se multiplicó por 12. Suma que hasta julio de este aí±o se mantuvo. MERCANCíA RENTABLE La desaparición a gran escala está relacionada con los grupos del narcotráfico y aquellos que se dedican a la trata de personas con fines de explotación sexual o laboral, asegura Gabriela Ruiz Serrano, especialista en el tema de violencia contra las mujeres. En Colima y Sinaloa la ciudadaní­a ha visto un aumento de organizaciones criminales y con él los homicidios y desapariciones A partir del aumento del conflicto en escenarios que antes eran seguros, la desaparición de nií±as y adolescentes se ha convertido en una constante. Casos como el de Colima, en donde hace 10 aí±os hablar de desapariciones era algo impensable, hoy tiene la tasa de desaparición de mujeres más alta del paí­s con 10 denuncias por cada 100 mil habitantes. Sinaloa, otra entidad que sufre de disputas entre grupos del crimen organizado, es la segunda con más denuncias de desaparición en proporción con su población femenina. Las rutas que eran utilizadas para el trasiego de drogas también son para el traslado de personas. La tasa de desaparición en Puebla es similar a la de Sinaloa. La diferencia: en su territorio no hay tantas disputas entre cárteles. En contraste, medios locales han seí±alado un posible crecimiento de redes que se dedican a reclutar mujeres jóvenes con fines de trata para su explotación sexual, práctica común en el estado vecino de Tlaxcala. “La pérdida de una mujer que puede ser madre, hija o hermana tiene un impacto devastador en el tejido de una familia”, dijo Serrano. ZONAS DE PELIGRO Un estudio del Instituto Nacional de las Mujeres y la ONU Mujeres indica que los estados más peligrosos para ser mujer son Edomex, Puebla, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Nuevo León, Guerrero, Jalisco y Veracruz. En los diarios de circulación nacional se vuelve cada vez más frecuente encontrar historias de mujeres asesinadas. Homicidios generalmente caracterizados por ser brutales y sanguinarios. Donde las palabras violación, secuestro e impunidad suelen ser un común denominador. Los feminicidas no se limitan a un estado o a una región en especí­fico, no obstante, hay zonas donde la violencia contra las mujeres se ha vuelto cada vez más frecuente. Las primeras denuncias de feminicidios se dieron en 1993, cuando la violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, llegó a niveles nunca antes vistos captando la atención tanto nacional como internacional. Desafortunadamente el problema se sentí­a lejos para quienes no habitaban esa región del paí­s. Eso cambió con casos como el de Mara Castilla, quien fue asesinada tras abordar un taxi del servicio privado Cabify. Las mujeres se dieron cuenta de que no están seguras en ninguna parte. Pertenecer al género femenino es por sí­ sólo un peligro.Durante el 2016 en el Estado de México se registraron 591 homicidios de mujeres, sin embargo se calcula que la cifra real es mucho mayor. Mientras que en Puebla, en lo que va de del aí±o, se contabilizan 87 asesinadas presuntamente por motivo de género.

Publicación anterior Aterroriza joven con hacha a pueblo suizo
Siguiente publicación Sufren víctimas de abusos de derechos humanos
Entradas relacionadas
Comentarios
  TV en Vivo ;