La última cuenta oficial deja el saldo de esta tragedia en 59 muertos y 527 heridos. Stephen Paddock, el responsable, disparó contra una multitud que atendía un concierto en Las Vegas.
Por: Agencias
Las Vegas.-Â El sonido de un arma, una pausa, entonces la carnicería no pararía.
Miles de personas se convirtieron de pronto en objetivos, muchos cayeron, sin tener idea de que eran rafagueadas desde arriba, a la distancia.
Al menos 59 personas murieron y 527 resultaron heridas el domingo por la noche, en un concierto celebrado en el corazón del entretenimiento estadunidense, Las Vegas, víctimas del peor tiroteo masivo registrado en la historia moderna del país.
El portavoz de la Policía de Las Vegas, Joe Lombardo, pidió paciencia a los familiares porque la identificación de las víctimas llevará tiempo. Asimismo, advirtió que las cifras son provisionales porque, como ha ido ocurriendo en las últimas horas, se teme que continúen en aumento.
Stephen Paddock, un hombre blanco, de 64 aí±os, residente de Mesquite, Nevada, abrió fuego durante varios minutos desde su habitación del piso 32, del hotel Mandalay Bay, a las 22:08 horas del domingo (tiempo local) contra una multitud de más de 22 mil personas que asistían a un concierto al aire libre del festival country Route 91 Harvest.
Paddock, que actuó en solitario y cuyas motivaciones son un misterio, se suicidó antes de que las autoridades irrumpieran en su habitación del hotel.
Un arsenal los recibió, y desde el exterior los gritos de desesperación vencían al ruido de la âciudad del pecadoâ.
Miedo a la industria
Masacre tras masacre, los demócratas no dejan de intentar hacer más estricta la legislación sobre la venta de armas, pero los republicanos lograron hasta ahora actuar en bloque y oponerse a cualquier limitación. El senador demócrata Chris Murphy, de Connecticut, donde en diciembre de 2012 tuvo lugar la masacre de la escuela de Sandy Hook, en Newtown, no ocultó su enojo el lunes. âEs sencillamente exasperante que mis colegas en el Congreso tengan tanto miedo a la industria de las armas que pretendan que no hay ninguna solución a esta epidemiaâ.