
La ley establece una sanción de hasta 150 euros para quien oculte o cubra su rostro âde manera que no sea reconocibleâ.
Por: Agencias
Madrid.- Austria aplica desde este domingo la prohibición de llevar burka en el espacio público y se une así a otros países de la Unión Europea, como Francia, Holanda y Bélgica, que ya vetan esta prenda que portan algunas mujeres musulmanas. La ley fue aprobada antes del verano por el Gobierno junto a un paquete de reformas de las políticas de integración y al calor del creciente rechazo a la inmigración tras la llegada de decenas de miles de refugiados desde 2015.
Un asunto que vuelve a dominar el debate a dos semanas de las elecciones legislativas que celebra Austria el 15 de octubre tras romperse anticipadamente la coalición entre socialdemócratas y democristianos.
En el primer día de aplicación de esta ley, la Policía reforzó su presencia en el aeropuerto de Viena para informar a las turistas que vistieran un burka. Las mujeres procedentes de los países del Golfo son las principales afectadas por una norma que, en las calles austriacas, encontrará pocas infractoras asentadas en el país alpino.
La ley, criticada como populista e innecesaria por sectores de la izquierda, ONG y organizaciones musulmanas, sostiene que servirá para âgarantizar la cohesión en una sociedad abiertaâ. Se declara âneutral desde el punto de vista religiosoâ y no menciona el islam, sino una prohibición genérica de cubrir el rostro, pero los folletos informativos que divulga el Ministerio del Interior no dejan lugar a dudas del objetivo, con dibujos de mujeres cubiertas con el burka o el niqab (que solo permite ver los ojos). Se permitirá el uso de máscaras en carnavales, o sanitarias, y de bufandas contra el frío.
El ministerio ha asegurado que los agentes tratarán el asunto con âdelicadezaâ y el sector turístico confía en que su actuación no espante a visitantes de los países árabes de alto poder adquisitivo.
Los conservadores defienden que el burka es âincompatible con los valores austriacosâ, mientras que los socialdemócratas lo consideran âexpresión de la opresiónâ de las mujeres que lo portan. Para muchos musulmanes (son el 8% de la población, de 8,6 millones) supone un intento de âdar una supuesta respuesta ante los miedos de la sociedad y mostrar que la política es capaz de actuarâ en medio del auge de las posiciones ultraderechistas contra el islam, opina Carla Amina Baghajati, de la directiva de la Comunidad Islámica de Creyentes de Austria, quien considera que la prohibición será contraproducente y puede atentar contra la libertad religiosa.
Con información de El País