
âDisparan, rompen vidrios y provocan accidentes para llevarse unas cuantas cosasâ.
Por: Ana Luisa Casas
Saltillo, Coahuila.-Â âMe arrodillaron en el asfalto de la carretera, sostuve las manos en la nuca y una AR-15 apuntándome en la cabeza durante media hora, mientras otros dos sujetos despojaban a los pasajeros de sus pertenencias; esa fue la tercera ocasión que fui asaltado en pleno viajeâ, relata Margarito Juárez, quien tiene 20 aí±os frente al volante como chofer de autobuses.
âHace poco menos de un aí±o viajé a Victoria, Tamaulipas, con cerca de 40 pasajeros a bordo, cuando nos detienen unos federales, reduzco la velocidad y me orillo. Subieron al autobús y ultrajaron a los pasajeros, robaron celulares, relojes, bolsas, carteras y cualquier objeto de valor a su vista. Era una patrulla clonada.
âPuedo escuchar a mis espaldas los gritos de los pasajeros, su llanto y sus rezos. El pánico se apodera de todos. Son 20 o 30 minutos en medio de amenazas y acoso de los uniformados falsos.
âLos minutos transcurren lento. Se convierten en un calvario de emociones contenidas e impotencia, de incertidumbre. El miedo de recibir un golpe o peor aún, una bala, nos congela. Que sea lo que Dios quiera, pienso con esperanza que termine el asalto sin más pérdidas que lo materialâ.
El número de asaltos en carreteras federales y estatales de Coahuila se duplicó durante 2016 con el registro de al menos una decena de eventos en diferentes zonas del estado, siendo la Región Sureste la que tuvo la mayor incidencia de robos con violencia a transportes de pasajeros, según datos de la PGJE.
âCriminales monitorean la salida de autobusesâ
El estudio Robo en México, ¿Un Delito Cotidiano?, registra que las entidades donde hay testimonios de robo carretero no presentan cifras o son muy bajas en comparación con la realidad, en ese mismo periodo las autoridades estatales sólo registraron ocho asaltos denunciados en territorio coahuilense.
âEn una ocasión, me acorralaron dos vehículos y para no ocasionar una volcadura con los pasajeros me detuveâ, cuenta Margarito Juárez, quien tiene 20 aí±os frente al volante como chofer de autobuses.
âSale lo mismo si te detienes o no, si abres la puerta o no lo haces, estos maleantes disparan, rompen vidrios y provocan accidentes tan sólo para llevarse unas cuantas cosasâ, recuerda con la frente fruncida y la mirada hacia el suelo.
Afirma que probablemente estos delincuentes monitorean los horarios de su salida porque saben cuándo traen pasajeros.
Pese a que esa fue la tercera ocasión que vivió una experiencia así, no renunciará a su trabajo. Confiesa que aunque esta última vez controló los nervios convencido de que regresaría a casa, cada vez que se despide de su esposa y sus tres hijos le pide a Dios regresar con bien y agradece que en ninguno de los atracos se haya consumado una muerte.