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Mató y torturó a una niña ‘por portarse mal’

Acercó a la muerte a la pequeña por una brutal paliza que le infligió a modo de castigo.

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Acercó a la muerte a la pequeí±a por una brutal paliza que le infligió a modo de castigo.

Por: Agencias

Espaí±a.- Iván Pardo Pena, el infanticida confeso de Sabií±ánigo (Huesca), mató a la hijastra de su hermano, de solo 8 aí±os, porque "se me fue la mano" en un castigo brutal que le administró solo por portarse mal y no querer estudiar. Fueron tres horas de tormento fí­sico y de golpes realizados con una saí±a incomprensible. Uno de ellos resultó mortal: le provocó un traumatismo craneal a la ví­ctima y la abocó a una agoní­a sin retorno. La paliza la sufrió el jueves por la maí±ana, y morí­a el viernes por la tarde en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde la ví­spera habí­a ingresado en estado crí­tico.

Las sospechas pronto se dirigieron contra Iván Pardo Pena y ha acabado confesando, pese a que en un primer momento insistió en sostener su inocencia y en asegurar que la pequeí±a se habí­a caí­do accidentalmente por las escaleras. Una versión, por cierto, que incitó a contar a otra sobrina suya de 15 aí±os que estaba en ese momento en la casa y que, vigilada por su tí­o, avisó a los servicios de emergencia con ese argumento de la caí­da accidental. La menor, sin embargo, cambió la versión en cuanto fue explorada y se la hicieron un par de preguntas.

Iván Pardo, vigilante privado e hijo de un guardia civil ya fallecido, abocó a la muerte a la pequeí±a por una brutal paliza que le infligió a modo de castigo. No querí­a matarla, pretendí­a calibrar el tormento, pero se empleó con una violencia y sadismo atroz, indica la investigación.

En casa de la abuela

La ví­ctima, la pequeí±a Naiara, era la primogénita de Mariela, una inmigrante argentina afincada en Sabií±ánigo desde hace aí±os. Tuvo a la hija con una pareja anterior. Mariela rehizo su vida con un hermano del infanticida, con el que tiene otros dos hijos de uno y tres aí±os de edad. Trabaja de sol a sol en un pueblo del Pirineo oscense para sacar adelante a la familia. El padre de Naiara está en paro desde hace tiempo y se ocupa poco de ella.

Naiara acudí­a con mucha frecuencia a casa de la madre de su padrastro. La abuela tiene a su cargo a otras dos nietas de 12 y 15 aí±os, y con ellas conviví­a el ahora detenido, Iván Pardo. Esas dos nií±as son hijas de otra hermana del acusado, y a Naiara le gustaba estar con ellas. Sus testimonios han sido clave para reconstruir lo que ocurrió en ese piso el jueves por la maí±ana, cuando la abuela estaba fuera de la vivienda. La pequeí±a Naiara acudió un dí­a más para estar con ellas, pero acabó encerrada en una habitación por lo que su tí­o entendió como mal comportamiento, ya que la nií±a, que como muchas de su edad era traviesa, parece que no querí­a estudiar.

Según relató la sobrina de 12 aí±os, Iván mantuvo encerrada a Naiara durante tres horas, y en ocasiones las dos hermanas oyeron lamentos de la pequeí±a. Una de las hermanas aseguró que también ella fue castigada y que su tí­o la obligó a estudiar de rodillas, lo que es compatible con las erosiones que presentaba en las rodillas.

Por las marcas y heridas que presentaba el cuerpo de la ví­ctima mortal, se sospecha que la tuvo atada. A eso se unieron los múltiples golpes que le causaron diversos hematomas y el mortal traumatismo craneal.

Por los datos que ha ido recomponiendo la investigación, el crimen fue consecuencia de un castigo inhumano, no de un asesinato premeditado. Al parecer, este individuo tení­a normalizada la violencia como forma de reprimenda "educativa". Las pequeí±as, sin embargo, tení­an debilidad por la abuela, que era quien las cuidaba.

De puertas afuera, Iván Pardo pasaba por ser un vecino más de Sabií±ánigo. Cuando menos, nada le situaba ni bajo sospecha ni en la marginalidad. Su familia es muy conocida y él no habí­a protagonizado episodios de conflictividad, más allá de un incidente por robo que cometió siendo casi un nií±o. Desde entonces nada más. Hace aí±os que trabajaba como vigilante para empresas de seguridad. Ha pasado por la plantilla de tres compaí±í­as del sector, en un trabajo en el que suelen realizarse exámenes psicológicos a los candidatos. Iván los superó.

Apuros económicos

El alcalde de Sabií±ánigo, Jesús Lasierra, explica que nadie sospechaba de un comportamiento como el que se ha producido. «Yo recibo informes diarios de la Polí­cí­a Local, y una vez al mes me reúno con la Guardia Civil y hacemos análisis y seguimiento de casos de lo más diverso, y ni por asomo habí­a surgido siquiera un indicio que apuntara a conflictos o situaciones de violencia en el seno de su familia», indica el alcalde, quien promete "todo el apoyo psicológico, emocional y económico" a la madre y al padrastro de la nií±a asesinada. La pareja y sus tres pequeí±as llevan tres meses recibiendo ayuda de los Servicios Sociales.

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