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Cómo afecta una ola de calor al cerebro

Los climas extremos propician las conductas extremas, porque los seres humanos somos muy sensibles a los cambios climáticos.

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Los climas extremos propician las conductas extremas, porque los seres humanos somos muy sensibles a los cambios climáticos.

Por: Agencias

Espaí±a.- El calor podrí­a crear melancolí­as y los sí­ndromes depresivos en primavera y otoí±o, mientras que en verano aumenta la ansiedad y los trastornos del sueí±o.

Espaí±a lleva varios dí­as en alerta por unas altas temperaturas impropias de este tramo final de la primavera. A todos nos cuesta más sobrellevar el dí­a salvo que no tengamos una piscina o la playa cerca, nos sentimos más cansados y aumenta también nuestra irritabilidad y agresividad, informa este sábado la agencia espaí±ola Infosalus.

Y aunque el hecho de que haya más horas de luz afecta positivamente al estado de ánimo al aumentar la producción de serotonina, un neurotransmisor considerado la ‘gasolina’ del cerebro, parece que el calor puede con todo. Según explica la doctora Marisa Navarro, terapeuta y autora de los libros ‘La Medicina Emocional’ y ‘El efecto tarta’, a esto contribuye el hecho de que el cerebro funciona bien hasta 35 y 40 grados pero, por encima de estas temperaturas, ya comienza a no actuar adecuadamente. Por ello, las personas que se encuentran con un trastorno de ansiedad notan como se agudiza su cuadro en los meses de máximas temperaturas, y a nivel general se asocia con más cansancio, apatí­a, mal humor, irritabilidad y un aumento de la impulsividad. “Ocurre porque las neuronas no funcionan bien a tan altas temperaturas. Los climas extremos propician las conductas extremas, porque los seres humanos somos muy sensibles a los cambios climáticos, unos más que otros por supuesto”, ha reconocido Navarro. Esta sensibilidad hace que en primavera y otoí±o se agudicen las melancolí­as y los sí­ndromes depresivos, mientras que en verano aumentan la ansiedad y los trastornos del sueí±o. “Según pasemos la noche vamos a pasar el dí­a, alguien que no ha descansado bien por el calor, va a estar mucho más irritable y nervioso durante el dí­a”, según esta experta. Además, el cuerpo tiene que mantener una temperatura que oscile entre los 36 y 37 grados, por ello cuando ocurren cambios de temperatura bruscos, el requiere hacer un gran esfuerzo para regularla, lo que también influye en una mayor sensación de cansancio. “Estar de vacaciones en esta situación ayuda mucho, pero si nos tenemos que levantar para ir a trabajar,cansados porque con el calor no hemos descansado adecuadamente, todo empeora”, reconoce Navarro. Esta experta ha reconocido que la temperatura externa que el cuerpo necesita para poder dormir y descansar adecuadamente oscila sobre los 21 grados. Y cuando ésta es mayor aumenta el metabolismo que está intentando adaptarse al calor exterior, ocurriendo también una hiperexcitación cerebral, con lo que cuesta más conciliar el sueí±o y se produce una mayor ansiedad.
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