
âPerdí mi vocaciónâ, publicó Julieta en una dura carta en Facebook.
Por: AgenciasArgentina.- Hasta unas semanas, Julieta Petrolo estaba dando clases en Santa Elena (Argentina). Ahora está en la ciudad de Paraná tratándose de sus lesiones en la clínica de la ART. Tiene el hombro distendido, cuatro vértebras cervicales comprometidas y ha perdido el 90% de la vista del ojo izquierdo por la furia de un alumno de quinto grado.
Según ha explicado esta maestra en Facebook, el pasado 25 de abril estaba en el aula tratando de defender a un alumno de 10 aí±os de la agresión de otro más mayor. Trataba de ahogarlo aplastándolo contra el suelo. El más grande era un preadolescente de 13 aí±os que la emprendió violentamente con Julieta por intentar detener la trifulca. âPerdí mi vocaciónâ, publicó Julieta en una dura carta en Facebook. Y según ha explicado a la televisión argentina TN, contó que ha tenido que vender algunas de sus pertenencias para hacer frente al tratamiento que no le cubre el seguro médico. âLa clínica ART no se está haciendo cargo de nada. Yo soy suplente hasta el 26 de junio. Me mandan las recetas y debajo me ponen âno correspondeâ. No sé por qué no corresponde, por eso vine a Paraná para que me lo expliquenâ, seí±ala la mujer, que no se olvida de la generosidad de la gente de Santa Elena. âUn 25 de abril de 2017, yo perdí mi vocación. En una escuela llena de dolor, en un aula carente de límites, en un aula que no era la mía, vi la violencia y no la soporté... tuve que contenerla. La ira de un alumno hacia otro destruía poco a poco su frágil cuerpito. Como soy intolerante al maltrato, decidí intervenir. El resultado fue un cambio de rumbo de su cólera, ahora su punto de alivio era YO. No me defendí, me dejé golpear, era preferible mi cuerpo enorme a ese cuerpo frágilâ, escribió en su desgarradora carta en Facebook. Ese día Julieta estaba de espaldas escribiendo en el pizarra hasta que escuchó la pelea entre los alumnos: âYo me metí. Los separé. Lo agarré de los hombros. Ahí él se dio vuelta, me miró y me empezó a golpearâ. Julieta recibió dos golpes âfuertísimosâ. Pero uno de ellos, en el hombro, le hizo chocar contra la pared. âAl distender el hombro, casi sacarlo de lugar, movió la cervical y afectó la vista. Los alumnos se asustaron y le dijeron a su compaí±ero que parara. íl se dio vuelta, se sentó, agarró un libro que tenía en la mano y se puso a leer. Como si nadaâ, continúa el relato. La familia del alumno agresor no se ha dirigido a Julieta. âPor lo que me cuentan mis compaí±eras, él sigue igual, nadie se reunió con sus padres, nadie hizo nada. Porque es menorâ, dice la docente, que en ese momento, se sintió âuna bolsa de boxeoâ. â¿Sabes por qué me sentí así? Porque uno no se puede defender. Uno nunca tiene que pegarle a un nií±o, no hay que atacar al débilâ, resalta. En Facebook su carta conmueve, sobre todo, porque habla de una vocación que ya es parte del pasado y hasta le da miedo. âPerdí mi vocación. Porque yo ahora tengo miedo de entrar a la escuela. Ni a mis hijos llevo a la escuela ahoraâ, sentencia llorando en TN. Julieta sigue con el collarín ortopédico, pero ahora también tendrá que usar una lente especial para su ojo izquierdo.